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“Los seguros descongestionan la sanidad pública”

Miguel Gómez en su despacho del grupo MGS. / SERGIO MÉNDEZ

MARÍA M. JIMÉNEZ | Santa Cruz de Tenerife

Miguel Gómez es representante de uno de los sectores de la sanidad menos conocidos o, al menos publicitados, las corredurías de seguros. Participará en la I Jornada Sanidad y Bienestar de DIARIO DE AVISOS el próximo jueves 27 de octubre.

-Para empezar, ¿a qué se dedica una correduría de seguros?

“Una correduría de seguros trata de analizar los riesgos y busca las soluciones más adecuadas entre las aseguradoras. Hay quien piensa que nuestro papel es reducir los riesgos. En el campo de la salud, tratamos de buscar soluciones a lo que la gente necesita en materia de salud entre los contratos de seguros que el mercado privado ofrece. Algo que no es fácil, pues los contratos son preestablecidos y nos encontramos con que tenemos que vender lo que existe en el mercado que es muy limitado”.

-¿Qué relación tiene hoy en día la sanidad pública con la privada?

“Veo mucha relación, si analizamos las distintas necesidades que se plantean los ciudadanos en materia de asistencia pública, se deriva a la función del sector asegurador privado, y digo función porque para la administración pública la asistencia sanitaria es un fin porque quiere cumplir el objetivo marcado en los términos legalmente establecidos. Sin embargo, para el sector privado la asistencia sanitaria es una función porque le queda complementar las prestaciones reguladas en la prestación española”.

-Durante mucho tiempo, a la sanidad privada se le ha mirado con recelo… ¿lo comparte usted?

“No estoy de acuerdo con que la sanidad privada esté mal vista. La propia administración se ha amparado en la privada para dar asistencia y, por ejemlo, eso ha permitido que tres millones de trabajadores públicos acudan a las mutuas para resolver gran parte de sus problemas de salud. Si se ha buscado una solución para darle una protección a los trabajadores públicos con la asistencia privada, a través de concursos a los que acuden las compañías de seguros está claro que se trata de un complemento que ha sido necesario y que es absolutamente imprescindible para que la asistencia sanitaria no se relacione solo con la seguridad social”.

-¿La sanidad pública es complementaria de la privada? ¿En qué grado?

“Claro. La sanidad pública está abocada a complementarse con la asistencia privada porque no hay otra posibilidad. No existe la estructura operativa necesaria para poder atender a las necesidades y a las demandas. Hay que tener en cuenta que son cosas muy distintas: porque hay una discusión importante entre lo que necesita la población que no es exactamente lo mismo que demanda”.

-En este momento… ¿la demanda está muy por encima de lo estrictamente necesario?

“Sí, una de las formas por las que se pretende dar solución a esto es a través del sistema de copago. Las formas habituales de reducir la demanda pueden ser una alivio aunque no sean una solución. Los sistemas de copago pretenden reducir la demanda porque, creo, que las necesidades pueden ser mucho más reducidas que la demanda. El copago puede ser un sistema interesante. En el sector privado ya existe y lo llaman franquicia y tienen el mismo propósito: acotar la demanda a la necesidad, aunque hoy en día no se dan las condiciones para hacerlo atractivo”.

-¿A qué se refiere con el atractivo?

“En España, hoy en día, ir al médico privado supone un gasto que no se puede deducir. Si tengo derecho, por ley, a una sanidad pública y me dicen que tengo que hacer una prueba diagnóstica pero que me la hacen dentro de seis meses, pues tendré que ir a una solución privada. Si eso no se me reconoce fiscalmente, es un agravio. Antes podía ser un gasto deducible pero no hoy y sería importante que este gasto tuviese sus beneficios fiscales”.

-Hay ya quienes se plantean ir más allá de esas deducciones…

“Claro. Hay una solución más importante que debe tomarse que es la complementariedad entre el sistema privado y el público. Hay tres millones de españoles que tienen hoy en día una solución privada con las mutuas, por las que el Gobierno paga unos 550 euros por año y persona. Si sacamos cuentas, estamos invirtiendo 70.000 millones del euros al año en Sanidad. Si se divide entre todos los españoles, serían 1.600 euros por persona. Una solución interesante sería permitir elegir prestaciones entre lo público y lo privado en algunos servicios. Si se orientase más a la asistencia privada, podría ser un ahorro de 1.100 euros por persona al año”.

-¿Qué ventajas asistenciales tendría este sistema del que habla?

“Esto haría que los centros privados y las compañías orientasen su labor hacia la calidad y, también, permitiría la descongestión del sistema público de atención sanitaria”.

-¿Qué papel jugaría el Estado en este nuevo panorama?

“El Estado se ha convertido en el único protagonista de las normas que regulan la asistencia sanitaria. El Estado tiene que establecer las normas y las medidas de control para que se cumplan los niveles de calidad necesarios y le tiene que facilitar al sector privado la posibilidad de brindar esa asistencia. Hay once millones de españoles que tienen suscrito algún tipo de seguro, ¿qué pasaría si esos once millones de españoles no lo tuvieran?”.

-¿El colapso del sistema sanitario lleva a los españoles a acudir más a la sanidad privada?

“Uno de cada cuatro españoles tiene un seguro privado. El incremento es menor de lo que realmente la gente necesitaría. Ha subido entre un 4,5 y un 5% cada año desde el 2000 pero el crecimiento no ha sido mayor por las condiciones de los seguros”.

-¿Por qué?

“Porque el sector privado condiciona el uso de las coberturas a que se cumplan ciertos requisitos. Pone muchos problemas a personas que tienen alguna enfermedad y eso supone que mucha demanda quede bloqueada, que no haya una solución. En general, existe poca claridad y los contratos de seguros de salud son muy complejos. Por ejemplo, el hecho de que el inventario de coberturas que se refleja en textos y contratos sea de grandes dimensiones, hace que el contrato sea poco claro e ilustrativo. Si me encuentro ocho páginas de pruebas aseguradas siempre pensaré en que hay muchas otras que no están, ¿no sería más fácil cubrirlas todas? Es imposible que las compañías puedan actualizar el inventario de coberturas. Todo eso hay que mejorarlo”.