
NICOLÁS DORTA | Arona
Sócrates nunca escribió. Platón, su discípulo, plasmó su pensamiento en los Diálogos. Hacía que los alumnos llegasen a “la verdad” con la mayéutica, un método que generaba preguntas para hallar las respuestas al conocimiento. La experiencia vital de conocerse a sí mismo que mostraba Sócrates no está lejos de la figura del coaching, con las especificidades de la vida contemporánea. Al respecto, Andrés Merlino, coordinador de la Escuela Europea de Coaching para las Islas Canarias, impartió ayer una conferencia en el Centro Cultural de Los Cristianos, donde explicó cómo se puede utilizar este método dialéctico en las empresas.
La idea es actuar sobre las personas para mejorar la rentabilidad, aumentar la competitividad, entrenado los recursos humanos. “Permite que las personas que están dentro de un proceso de coaching vayan descubriendo poco a poco sus potencialidades y sus capacidades para alcanzar los objetivos”. Para ello es fundamental “querer hacerlo”, sentenció Merlino.
Contra la desilusión, el agotamiento, sólo cabe entrenar habilidades, estrategias, “desaprender”. Merlino expone casos y ejemplos. Está convencido de que el entrenamiento funciona. “Si cambiamos la forma de pensar con respecto a nosotros mismos, podemos ser capaces de estar mejor en situaciones críticas, en tiempos de crisis”, dijo.
Desarrollo personal
Merlino parte de lo individual a lo colectivo, del entrenamiento personal para que la empresa funcione. Las respuestas las dan las personas, luego se aplica a los objetivos comunes “en los que tiene que haber un líder que genere confianza, que sepa dinamizar al grupo, sacar el mayor provecho a un proyecto y que haya satisfacción colectiva”, comentó en un encuentro con DIARIO DE AVISOS.
El coaching no es nuevo, pues cuenta Merlino que en los años ochenta el 70% de las empresas inglesas tenían procesos de este tipo entre directivos, mandos o personas de talento. La idea fue llevada a Estados Unidos y de ahí al resto del mundo. Ahora esta herramienta de desarrollo personal resulta básica para el funcionamiento de las empresas.
El entrenador no trabaja enfermedades mentales, no es un psiquiatra, o un psicólogo, aunque puede estar formado en estas ciencias. Trabaja fundamentalmente “los objetivos de las personas”, explica. Una serie de sesiones plantean el escenario. El progreso no se ve al final, sino ya entre la primera y segunda sesión hay avances, si el profesional es bueno. Esto puede ocurrir dentro de una empresa, en un autónomo o alguien que se ha quedado sin trabajo y no sabe cómo gestionar esta situación.
Para Merlino, el empresario debe “desaprender “lo que lleva aprendiendo durante mucho tiempo” que lo ha llevado a una situación, y ese es el primer paso para que la crisis comience a cambiar de color. “Cambiar cierta forma de observarte, en busca de otra, es algo muy importante”, añadió. “A partir de ahí consigues cambios iniciales que se van transformando en grandes. Pasas, por ejemplo, de ser un líder poco asertivo a uno de éxito”, dijo Andrés Merlino.
Modificar creencias
Acabar con las creencias es imprescindible para salir adelante. “Eso de yo no sirvo para la Informática”, es una declaración muy típica, explica Merlino.
“Cuando nos lo explican vemos que la realidad es bien distinta a los prejuicios que teníamos”, agrega. Asimismo, la resiliencia, la capacidad de recuperarse ante situaciones de dolor y de angustia, como la pérdida de un trabajo, o de una ruptura sentimental, es un factor a tener en cuenta. Esta capacidad, a juicio de Merlino, todos la tenemos, aunque hay que descubrirla y “entrenarla”. No es fácil, la “paciencia” debe estar presente, concluye el experto.