El Salón Noble del Palacio Insular acogió la semana pasada la celebración de dos actos institucionales con un significado especial: ensalzar públicamente la entrega de personas y entidades por nuestra tierra y por quienes la habitan, sobre todo por aquellos que más necesitan el apoyo de quienes les rodean. En síntesis, es éste el objetivo de los Premios Tenerife Rural y Valores Humanos, instituidos por el Cabildo para testimoniar el reconocimiento de la Isla a quienes más se han distinguido en una y otra faceta.
Creados hace cuatro años por la fundación que lleva su nombre, los Premios Tenerife Rural reconocen la trayectoria de aquellas personas o entidades que han destacado por su aportación a la conservación de la diversidad agrícola y ganadera, al mantenimiento de las prácticas agrarias tradicionales de alto valor ambiental, a la conservación del patrimonio rural vinculado a la actividad agraria y al rescate y difusión de nuestras tradiciones. Ejemplos de tales virtudes son Marcelino Reyes, Norberto Luis y los hermanos Donato y Modesto González, cuatro maestros herederos de la cestería, una artesanía que antaño resultó esencial para los trabajos de labranza, y que forma parte del patrimonio agrario que ellos han ayudado a conservar. Igual que Miguel Pérez, investigador de los valores del medio rural tinerfeño, escritor y caminante en permanente contacto con la buena gente que mantiene vivas nuestras tradiciones. O Cecilia Farrais, mujer entusiasta e incansable que cuida la viña con el mismo cariño con el que elabora sus vinos en La Orotava, y que ha sido reconocida por su iniciativa empresarial innovadora y sostenible. O Benito Felipe, ganadero y agricultor de Anaga, conservador e informante nato de la rica biodiversidad del parque rural. Junto a todos ellos, la Asociación de Apicultores de Tenerife, ejemplo de unidad y de compromiso con la calidad, cuyo papel ha sido fundamental en la recuperación de la cultura de la miel de nuestra Isla.
En el caso de los Premios Valores Humanos, que fueron instituidos hace dieciséis años dentro del Programa Ansina, del Instituto de Atención Social y Sociosanitaria (IASS), se trata de reconocer a las personas y entidades que han destacado por su labor en beneficio del colectivo de los mayores. De esta manera, junto al estímulo que puede suponer para sus receptores, no solo se valora lo que ha hecho cualquiera de ellos, sino también, de una manera especial, lo que pueden llegar a hacer otros, tratando de convertirse así en un estímulo para acciones futuras.
Resulta modélica, en ese sentido, la actividad desarrollada por Juan Guillermo González, presidente de la Asociación de Mayores de Fasnia, de la que fue un pilar importante y necesario. Incansable su persistencia que sirvió para que otras personas mayores del municipio tengan mayores recursos sociales y mejor calidad de vida. Su carácter especial, cariñoso y risueño, obliga a quererlo; María Luisa Mendoza, fundadora de la Asociación de Mayores Flores del Teide, vital y llena de energía. Cuesta mucho creer que ya no está entre nosotros y escucharle decir aquel “te quiero” que tan a menudo salía de su boca, y Elio Méndez, presidente de la Asociación de Discapacitados físicos, psíquicos y sensoriales del Puerto de la Cruz (Asmipuerto), hombre de mirada vivaracha y gran conversador que hizo de su vida una entrega hacia toda aquella persona que requería de su atención.. Todos ellos han compartido el mejor y mayor sentido de la solidaridad, con un nivel de implicación y corresponsabilidad en los problemas de quienes les rodeaban ejemplar, haciendo suyo el lema de que la felicidad estaba en dar más que en recibir. Por todo ello recibieron los galardones citados, los dos últimos a título póstumo. Del mismo modo que la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzhéimer y otras demencias seniles (Afate) y la Asociación Cultural y de Ocio de la Tercera Edad (Acote), entidades ejemplares en cuanto a su dedicación altruista por quienes más lo necesitan.
En tiempos como el presente, marcados como nunca por la austeridad y el deber de racionalizar el gasto, que es el empeño con el que trabajamos día a día en el Cabildo de Tenerife, ejemplos como los citados suponen el mejor capital para salir adelante. Ese amor por la tierra en la que vivimos y por las personas mayores, que tanto han hecho por la Isla, a base de trabajo y esfuerzo, ha de servirnos como guía para retomar la senda del progreso y del bienestar.
* Presidente del Cabildo de Tenerife