INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife
Roger, Ángeles y Alicia, aunque no lo son, podrían ser testigos de Jehová y estar a punto de entrar a una operación de cirugía que, de haberse llevado a cabo de la forma tradicional, no la habrían realizado. De hecho, en el hospital en donde están, se realizó la primera operación de varices de España a un seguidor de esa religión. Como no se sangra, no es preciso preparar una posible transfusión como en el resto de operaciones de cirugía y, por lo tanto, no estarían incumpliendo ningún precepto.
Lo que sí quieren los tres pacientes mencionados es salir del hospital el mismo día y comenzar a trabajar en tres jornadas, como muy tarde. Por eso, y porque se trata de una operación indolora, se decidieron a acabar con sus varices por medio de la cirugía endovascular por radiofrecuencia, que el doctor Ignacio Díaz de Tuesta desarrolla en el Hospital USP La Colina de Santa Cruz de Tenerife.
El doctor explica lo que está a punto de hacer antes de la intervenir y después relata cada paso. Roger se alegra de que DIARIO DE AVISOS esté allí porque él también quiere enterarse de lo que pasa al otro lado del paño que le impide ver su pierna, impregnada de povidona iodada. Dicha forma de eliminación de las varices está indicada para el 90% de los casos graves en los que se dan venas muy dilatadas o con bultos, cuyos síntomas son dolorosos y pueden originar trombos, con las consecuencias que esto supone. En poco más de 45 minutos, Roger tendrá puesta una venda compresora y se podrá ir a casa.
A él le ponen anestesia epidural, aunque “se puede realizar con local”, indica Díaz de Tuesta. Unas marcas con rotulador negro en su pierna izquierda marcan la vena que se va a cauterizar y, junto al doctor, la pantalla de un ecógrafo le indicará el camino de la misma, con el fin de no dañar la piel u otras zonas. “Con este método se consigue una precisión milimétrica y se radia exactamente con la intensidad necesaria para cada tramo de vena”, subraya el cirujano cardiovascular.
Ignacio Díaz de Tuesta introduce un catéter a la altura del tobillo de su paciente en la vena safena y lo dirige hasta la ingle, donde se une con las venas profundas. Una vez concluido este paso previo, se conecta el catéter a un ordenador que medirá la intensidad de calor necesaria para que la vena se cauterice, y sólo la intensidad precisa. El óptimo uso del ecógrafo es una condición indispensable para la realización de este tipo de cirugía mínimamente invasiva, ya que sirve como guía.
Las varices de Ángeles son debidas, como en muchos de los casos por permanecer largos periodos de tiempo de pie y parada, ya que el trabajo en su comercio así se lo exige. Otras causas comunes para la aparición de varices son la obesidad o genéticas. Cuando existe una variz es muy posible que la persona que la padece sea propensa a ellas, así que, a pesar de someterse a la extirpación o cauterización de la vena problemática, “debe prevenir otras, al menos con hábitos saludables como hacer ejercicio y procurar no engordar demasiado”. Tras decir esto, el médico puntualiza riendo: “Para la operación incluso se recomienda a las personas obesas que adelgacen, pero nadie me hace caso”. De Tuesta apunta que uno de los casos en los que no está indicada esta cirugía endovascular, ni ninguna otra, es cuando existen varias venas afectadas y la sangre que circulaba por la vena cauterizada no se puede desviar a otra. En estos casos, el paciente sólo puede optar a medidas paliativas. Para saberlo, antes de la operación se hace un análisis de todas las venas.
Las mujeres son quienes más solicitan este tipo de operación que además, no deja cicatrices, sobre todo por estética, aunque no es el caso de Alicia que revela que “por estar guapa no piso un quirófano”. Los hombres acuden en mayor medida por dolores e incomodidad.
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Sin cicatrices ni dolor
Tras la intervención de eliminación de varices, el cirujano cardiovascular Ignacio Díaz de Tuesta cita a sus pacientes tres días después, para asegurarse de que todo ha salido correctamente. “Este método es el que ha demostrado una mayor tasa de éxito” y apunta que “a los dos años desde que se realiza la intervención, las venas siguen ocluidas en el 97,5%”. Además, la técnica de cirugía endovascular o ablación por radioterapia, no tiene efectos secundarios y evita, al contrario que otras, hematomas en la piel y bajas laborales de semanas. A pesar del éxito de las intervenciones de este tipo, la prevención es fundamental. Por eso, según comenta Díaz de Tuesta, es muy importante encontrar las causas por las que se han producido las varices para prevenir la aparición de otras; a menos que éstas sean de origen genético. Pasados unos días de la intervención, el paciente puede cambiar la venda compresora por unas medias con el mismo cometido, que son mucho más cómodas y permiten que el paciente operado se mueva con más soltura.
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