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papas & chips > por Elba Navarro

Echándote de menos > Elba Navarro

   

Semanalmente en este espacio, intento contarles en clave de humor, las singularidades de Estados Unidos, pero hoy me van a permitir que no lo haga. Tengo la necesidad de hablarles de nuestras Islas Canarias. Llevo un año viviendo a 6.500 kilómetros de casa y la morriña se acentúa cada vez más. “Pero qué canaria eres, por Dios”, me dice mi marido, madrileño, cuando le cuento, con Miami a nuestros pies, que necesito oler el eucalipto, el mar y no cualquier mar, nuestro Atlántico.

Necesito la brisa en mi cara, el sol que me calienta, pero no quema… Escuchar a mi gente, su acento, su cariño, su hospitalidad y su fuerza. Echo de menos los colores verdes, marrones y azules… extraño el sabor de las croquetas de mi madre, las tortitas de carnaval de mi abuela, aunque sea octubre, quedar en un guachinche el fin de semana con amigos y, por supuesto, echo de menos a mi familia por encima de todas las cosas.

Y ustedes se preguntarán: ¿y este sermón, hoy? Pues simplemente, me gustaría que ustedes que pueden, apaguen el televisor, la radio y el ordenador. Olviden por unas horas la crisis, la política, las tragedias… y vayan al rincón favorito de su isla a respirar, disfrutar y dar gracias por haber nacido en el mejor sitio del mundo: Canarias.

Muchas veces la necesidad, la curiosidad o las ganas de crecer nos llevan a emigrar; es entonces, y solo entonces, cuando realmente valoras lo que dejas atrás.

No les digo que sean conformistas, yo no lo soy; pero mientras puedan, disfruten al máximo de cada día en nuestro paraíso, como si fuera el último. Hagan caminatas, excursiones, vayan a la playa, cuéntele a sus hijos nuestra historia, háblenles de la valentía de los guanches, de nuestras raíces, nuestra identidad; en definitiva: nuestra esencia. Los valores de nuestra gente, los que me inculcaron mis padres, los que no se aprenden en ninguna universidad y sin embargo, los que marcan la diferencia y hacen que en cualquier parte del mundo, la gente se voltee y te pregunte: “Oye, ¿tú eres canaria, no?”. A lo que respondes con orgullo: “Sí, soy canaria”.