X

El viaje que va de la Edad Media al siglo XXI

   

Los conflictos bélicos han marcado la historia reciente de la población afgana. / ÁNGEL ALONSO - MARCOS CORTÉS

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

“La humanidad entera se juega mucho en Afganistán. Hablamos de un país cuya población lleva sufriendo 30 años de conflictos y por ello ansía con todas sus fuerzas vivir tranquila y, a ser posible, poder comer todos los días”. El periodista Ángel Alonso se expresa de esa manera, en una charla mantenida el martes con DIARIO DE AVISOS, al referirse a Afganistán, el sueño interrumpido de las mil y una noches, la muestra, realizada junto a Marcos Cortés, que recala desde el próximo jueves, a partir de las 20.00 horas, en la Galería de Arte Echevarría, ubicada en el número 48 de la santacrucera calle de Santiago.

“Más que de una muestra fotográfica al uso -detalla Alonso-, hablaríamos de una exposición periodística, pues las cerca de 90 imágenes que presentamos ahora van acompañadas de una serie de textos; y hemos querido dar igual valor a esas imágenes y a esas palabras”. “De hecho -añade-, la elección de las fotografías viene condicionada por los textos y viceversa”.

Cinco meses de viaje

Ángel Alonso explica que Afganistán, el sueño ininterrumpido de las mil y una noches, es el fruto de un viaje al país centroasiático que se prolongó durante cinco meses. “Además -resalta-, esta exposición coincide con el décimo aniversario del inicio del conflicto internacional que devino en el derrocamiento del régimen de los talibanes”.

Al abordar este proyecto, la intención de sus autores, Ángel Alonso y Marcos Cortés, ha sido contribuir a acercar al público la realidad y las circunstancias de una población que no lo ha tenido, ni lo tiene, nada fácil. “Para la mente occidental resulta muy complejo entender Afganistán -comenta Alonso-, pues, de alguna manera, supone emprender un viaje al corazón de la Edad Media”. “Pero al tiempo que es un país muy atrasado, entre los más pobres del mundo, donde la gente sobrevive con un dólar y medio al día -puntualiza-, se trata de un lugar que es rico y que podría ser autosuficiente. Sin embargo, para ello tendría que solucionar un grave problema: mientras no haya estabilidad ni seguridad, los afganos lo tienen muy difícil”.

La esperanza

Aunque, a pesar de estas circunstancias, y de otras no menos trístemente llamativas, como que la esperanza de vida sea de únicamente 45 años, que la tasa de analfabetismo llegue al 80% y que la mujer ocupe el vagón de cola en este horizonte de miseria e injusticia, los autores de esta exposición constatan elementos como para mirar al futuro con esperanza.

“Sí, las cosas son muy complicadas, pero también hay avances prácticamente todos los días”, expone Ángel Alonso, “y en ese proceso están desempeñando un papel muy relevante la comunidad internacional”.

En este apartado, Ángel Alonso alude a la fractura que se está dando entre la organización terrorista Al Qaeda y los talibanes. “Cada vez es más evidente esta separación -comenta-, y eso ha abierto la puerta a una negociación entre los talibanes y las fuerzas internacionales, con lo que, más tarde o más temprano, los talibanes acabarán por integrarse en la sociedad únicamente por la vía política”. “Esto representará un enorme punto de inflexión para avanzar en la senda del progreso”, recalca.

“Va a ser un camino muy largo -continúa Ángel Alonso-, porque la población está muy machacada y, por ejemplo, la vida de la gente se rige de acuerdo con la voluntad de los líderes religiosos, los mulás, que son quienes dicen lo que se puede hacer y lo que no. A eso se unen otros elementos que ralentizan la propagación de estos avances, como el hecho de que apenas funcione Internet en todo el país o la televisión sea algo anecdótico”.

Al concebir Afganistán, el sueño interrumpido de las mil y una noches, Marcos Cortés y Ángel Alonso han buscado ofrecer un mensaje meramente periodístico, “sin interpretaciones ni juicios de valor”, pues de lo que se trata, en suma, es de “mostrar la realidad de unas gentes marcadas por las privaciones y, en muchos casos, por el extremismo islámico, que llevan 30 años sin conocer la paz”.