Mera, en primer término, y Sonia han estado dos meses de prácticas en la Facultad de Educación. / ULL
JOSÉ LUIS CÁMARA | Santa Cruz de Tenerife
“Ha sido una experiencia inolvidable que estaría encantada de repetir”. Se puede decir más alto, pero no más claro. Sonia estaba radiante ayer, el día en que se daban por cerrados sus dos meses de prácticas laborales en la Facultad de Educación de la Universidad de La Laguna (ULL).
Junto a ella, otros cinco jóvenes con Síndrome de Down de la provincia han tenido la oportunidad de participar en una experiencia piloto en Canarias, cuyos resultados se dieron a conocer ayer en una rueda de prensa en la citada facultad, en la que estuvo presente el rector de la ULL, Eduardo Doménech.
La satisfacción por el trabajo bien hecho fue el denominador común de los responsables y participantes en este proyecto, que ha salido adelante gracias a un convenio entre la institución académica y las asociaciones Trisómicos 21 y María Auxiliadora.
En este sentido, Juan Castro, coordinador de calidad de la Facultad de Educación y responsable del programa de prácticas de Psicopedagogía, explicó que éstas se realizaron en el segundo cuatrimestre del pasado curso, en virtud de los referidos convenios con las dos ONG. “Los alumnos han demostrado gran capacidad de trabajo y superación”, denotó Castro, quien dejó claro que en la universidad “tenemos la responsabilidad de formar a nuestros estudiantes, y el ejemplo que han dado estas alumnas seguro que revertirá en ellos”.
Por su parte, el rector de la Universidad de La Laguna, Eduardo Doménech, expresó su enorme satisfacción por este programa, que calificó de “rotundo éxito”. “Sin duda, es una oportunidad para que nuestra comunidad universitaria aprenda de estas alumnas, que se han desenvuelto con total normalidad en el mundo académico y no tienen ningún miedo”, dijo Doménech, quien recordó que este proyecto de integración es un “buen ejemplo” de la colaboración entre instituciones “y una clara muestra de responsabilidad social corporativa por parte de la universidad”.
En la misma línea que el rector se manifestó la decana de la facultad, Olga Alegre, que reconoció que la experiencia “ha resultado una oportunidad y un lujo”. “Hemos dejado atrás el discurso teórico y hemos pasado a la práctica”, arguyó Alegre, quien agregó que “nuestros estudiantes siempre han acudido a otras instituciones a realizar prácticas; y ahora es el momento de darle la vuelta a la experiencia y que algunos de los alumnos de esos centros vengan aquí”. No en vano, en el curso que acaba de iniciarse, además de la Facultad de Educación, en la iniciativa también participarán las de Geografía e Historia, Filología y presumiblemente Psicología, donde harán prácticas cerca de una docena de chicos con Síndrome de Down.
Sonia y Mera, que representaron ayer en el acto al resto de sus compañeros, reconocieron que las prácticas habían sido “muy divertidas”. “Hemos sido muy bien tratadas y nos encantaría volver”, afirmaron las chicas, de 25 y 24 años, respectivamente.
En la facultad, las jóvenes realizaron desde trabajos de ordenación de correo, llamadas telefónicas, recogida de llaves, envío de fax y fotocopias, hasta otras tareas propias de la Conserjería del centro, como la apertura de las puertas de las aulas.
“Lo que más nos costó fue aprendernos las llaves que se utilizan”, aseveró entre risas Mera, quien lleva más de dos décadas en la Asociación Trisómicos 21. Un miembro de su directiva, Efraín Capote, que también estuvo presente en la cita de ayer, recordó que este proyecto es un primer paso para abrir las puertas a otras asociaciones, al tiempo que servirá también “para cambiar las mentes”, en el sentido de desterrar las ideas preconcebidas que se tienen acerca de los discapacitados.
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Trastorno genético
El síndrome de Down es un trastorno genético causado por la presencia de una copia extra del cromosoma 21, en vez de los dos habituales, caracterizado por la presencia de un grado variable de retraso mental y unos rasgos físicos peculiares que le dan un aspecto reconocible. Es la causa más frecuente de discapacidad psíquica congénita1 y debe su nombre a John Langdon Haydon Down que fue el primero en describir esta alteración genética en el año 1866.
La Asociación Tinerfeña de Trisómicos 21 fue fundada en 1993 por un grupo de padres cuyo objetivo común era la integración plena de sus hijos en la sociedad. Desde entonces, no han parado de crecer, y en la actualidad prestan servicios que van desde el apoyo familiar, la atención temprana, la fisioterapia, la logopedia o la psicomotricidad, hasta la atención curricular y los talleres ocupacionales y laborales, entre otros.
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