T. FUMERO | Santa Cruz de Tenerife
Libertad sin cargos a la espera de que, presumiblemente, Francia inicie acciones legales como perjudicada por el supuesto fraude cometido por una vecina de Adeje que enterró a su madre en el jardÃn de su casa de Tijoco Bajo para cobrar, durante los cuatro años transcurridos, la pensión de la fallecida.
Fue el arrepentimiento lo que movió a la hija a dirigirse a finales del mes pasado a un puesto de la Guardia Civil en el Sur de la Isla para confesar su singular y tétrica artimaña, en suceso adelantado ayer por El DÃa y que, a pesar de lo llamativo desde una perspectiva formal, no es una novedad entre la amplia gama de fraudes que se dan en España.
Tras la correspondiente instrucción, fueron los especialistas de la PolicÃa Judicial de la Benemérita los que se dirigieron a la vivienda de la implicada para comprobar que, efectivamente, en su jardÃn y envuelta en una malla, se encontraban los restos mortales de la anciana. Con posterioridad, los especialistas del Instituto de Medicina Legal de Santa Cruz de Tenerife certificaron que la mujer, de 80 años de edad, falleció en 2007 por causas naturales.
Asà las cosas, no hay cargos delictivos que imputar a la hija por parte de España, dado que no hubo profanamiento alguno y enterrar un cadáver en el jardÃn de tu casa no está tipificado en nuestro Código Penal.
El dilema no es nuevo para los servicios jurÃdicos del Instituto Armado en Canarias, dado que esta paradoja jurÃdica también se detectó con motivo del fallecimiento de una mula de la droga a la que se le reventó una bolsas con sustancias estupefacientes en el interior de su organismo. Como ya estaba muerto, el hecho de que su compinche lo abriera en canal para recuperar la droga también resulta una acción de difÃcil encaje en el Código actual, más allá del obvio delito contra la salud pública.
Con independencia de que a buen seguro de que la administración francesa ejercerá sus derechos, al menos la hija podrá descansar en paz… y su madre también, claro.