[apunte]El capitán Touceda frente a la imagen de satélite de El Hierro. Miembros del GRS en tareas de control de acceso a La Restinga. La patrulla del Servicio Marítimo acota la zona de la mancha en el mar y el elicóptero destinado a rescates en montaña y apoyo a los vulcanólogos. / FOTOS DE SERGIO MÉNDEZ Y FRAN PALLERO[/apunte]
ÁNGELES RIOBO | Santa Cruz de Tenerife
En estos días tan comprometidos para la isla de El Hierro la seguridad de sus vecinos ha estado garantizada por tierra, mar y aire. La Guardia Civil ha sido uno de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado que ha aumentado su dotación en la Isla para brindar una mayor tranquilidad a los herreños. Con la seguridad de que el nivel de riesgo para la población ha descendido y los vecinos de La Restinga pueden volver a sus casas, el cuerpo armado ya ha comenzado a replegar los efectivos.
El comandante jefe accidental de la Comandancia de la Guardia Civil de Santa Cruz de Tenerife, Manuel Touceda, detalla, recién llegado de El Hierro, que la Guardia Civil dispone en la Isla de una dotación fija de 37 efectivos, pero que, desde el comienzo de la crisis sísmica, el pasado mes de julio, el número de guardias desplazados aumentó hasta superar los 80.
Durante la fase de pre-emergencias, la Guardia Civil comenzó el acopio de medios logísticos. “Desplazamos cinco vehículos del Grupo de Reserva y Seguridad (GRS) desde Tenerife, enviamos efectivos del GATI (apoyo a las tecnologías) para reforzar la red comunicación, con el fin de que no se viniera abajo nuestro sistema de telecomunicaciones; también trajimos teléfonos satelitales desde Madrid y mejoramos los sistemas de los repetidores”, recuerda.
“Por otro lado -añade- reforzamos los medios de protección de los efectivos que estaban allí con máscaras antigás, gafas de protección, cascos y monos”, enumera el comandante.
Emergencia
Con la adopción del plan de emergencias por el comienzo del fenómeno eruptivo en el mar, el pasado día 11 de octubre, la Guardia Civil empezó a adoptar medidas relacionadas con la evacuación de La Restinga, “en ese momento tuvimos que iniciar el desplazamiento de más componentes de la Guardia Civil”, explica Touceda.
Así, la Benemérita procedió al desplazamiento de 20 efectivos del GRS, 12 componentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana (Useci) y el desplazamiento, desde el puerto de Santa Cruz hasta el de La Estaca, de una patrulla del Servicio Marítimo con cinco guardias.
Las funciones del GRS -efectivos con una reparación específica en control de masas, cuyo uniforme es de color negro- fueron principalmente hacer cumplir con la orden de evacuación de los vecinos de La Restinga, controlar el acceso ordenado al pueblo y vigilar los bienes de los vecinos “para evitar sorpresas cuando llegaran a sus casas”, añade Touceda. Por su parte, los 12 componentes de la Useci tenían como misión principal reforzar las funciones propias de la Guardia Civil, “porque al margen de la situación de La Restinga, El Hierro seguía funcionando, seguíamos recibiendo las denuncias normales de seguridad ciudadana y orden público”, matiza y añade que también colaboraron con las labores de control relacionadas con el cierre del túnel de Los Roquillos, cumpliendo con la restricción del paso de vehículos. En el mar, la embarcación del Servicio Marítimo, con sus cinco componentes a bordo, tiene como misión principal controlar la zona de acotada decretada por capitanía marítima.
El cuerpo también está presente en el cielo herreño. La Zona de Canarias desplazó dos helicópteros con base en Los Rodeos, coordinados con el Grupo de Rescate e Intervención en Montaña (Grein). “Estaban en alerta por si tenían que actuar en alguna zona complicada”, añade el comandante. Además, uno de los helicópteros colabora con los vulcanólogos en la observación aérea de la emisión de gases en el mar.
En casos de emergencia las personas tienden a actuar de forma desordenada, pero, “en El Hierro la población se comportó de una manera ejemplar a pesar de que se les había sacado de sus casas, y tenían mermadas sus vías de comunicación. Además, fue una experiencia muy motivadora para los guardias por su carácter humanitario. Todos me decían que se querían quedar, que no los releváramos”, concluye el comandante jefe.