Un político no deja de ser un empresario al frente de una gran empresa, al cual se le ha encargado la difícil tarea de gestionarla con honradez y seriedad. Corren tiempos complicados y hay que agudizar el ingenio, no se trata de crear castillos en el aire ni de romper la confianza que el ciudadano ha puesto en ellos con promesas irrealizables. En definitiva, el político no debe ser un ilusionario, pero sí un visionario, alguien que ve el proyecto, su viabilidad y lo crea, y como no podría ser menos dentro de este entramado empresarial hay que gestionar un cuerpo policial con eficacia, situación aún más complicada si ya de por sí recibimos una herencia critica por parte de nuestro antecesor.
La semana pasada nos vimos sorprendidos por una noticia en la que se daba cuenta de la carencia de medios materiales y humanos en la policía local de Santa Cruz de Tenerife, y se pedía la convocatoria de 116 plazas para cubrir el déficit de personal, y aquí entra en juego ese hábil político al que hacía alusión aprovechando al máximo los recursos de que disponemos. La ratio policial por habitante estipulado por AENOR (Asociación Española de Normalización y Certificación) para la Federación Española de Municipios y Provincias es de 1,5 policías por cada 1.000 habitantes. El Decreto 75/2003 nos habla de un ratio de 1,8. El Gobierno de Canarias ha entrado en una total desidia para la creación de la “Memoria de los Policías Locales de Canarias” teniéndonos que remontar al año 2008 para tener datos oficiales que, en cuanto a la ciudad Santa Cruz de Tenerife, nos indica que para una población de 221.956 habitantes, cuenta con 400 efectivos dando un ratio en torno 1,8, y aunque estos datos en la actualidad han variado no es menos cierto que no se está incluyendo en ellos los efectivos que realizan labores de Seguridad Ciudadana por parte del Cuerpo Nacional de Policía.
La mayor presencia policial es una demanda constante por parte de la población, no es nada nuevo, pero ahora más que nunca debemos actuar inteligentemente y optimizar los recursos, una buena planificación y restructuración de la plantilla son la clave. No podemos entrar en la continua tesitura de aumentar plantillas policiales cuando nuestra política de seguridad no es integral, ni estratégicamente efectiva.
* Experto en Seguridad Ciudadana y Bienestar Social. Profesor de Seguridad y Protección