Con el 3-0 los blanquiazules fueron perdiendo crédito ante el deleite madridista
MARTÍN TRAVIESO | Madrid (enviado especial)
Si lo de ayer se trataba del primer examen serio de la temporada, se puede decir claramente que el Tenerife suspendió con un muy deficiente. El Real Madrid Castilla, el árbitro de la contienda, y por encima de todo el propio Tenerife, fueron demasiados rivales para un equipo que está aún muy lejos de ser verdaderamente aspirante al ascenso. Joselu, en dos ocasiones, y Morata marcaron para los blancos. Álvaro Zazo, en un bonito lanzamiento de falta directa, acortó distancias en la recta final del encuentro.
Empezaron bien el partido los blanquiazules que en el primer cuarto de hora interpretaron a la perfección el sistema de juego que están llevando a efecto desde el partido ante el Montañeros. Los pupilos de Calderón salieron a morder y a presionar al rival muy arriba. El Castilla no podía sacar la pelota controlada con comodidad, por lo que se les atragantaba salir de su área.
Sin embargo, el Tenerife tampoco estaba inspirado a la hora de construir. Ferrán, Víctor y Perona no entraban demasiado en juego, por lo que era Marcos el único que asumía la función de organizar el ataque. En esta fase del choque, la acción ofensiva más clara para el Tenerife llegó en el minuto 10. Víctor Bravo ejecutó con mucho acierto una falta que repelió con las dos manos, en una buena estirada, el portero blanco. También Kiko lo intentó, pero con dos cabezazos muy desviados. Los locales replicaron con otro disparo lejano, obra de Juanfran, en el que también tuvo que intervenir Aragoneses.
La mañana comenzó a torcerse cuando los jugadores del equipo tinerfeño empezaron a acumular cartulinas amarillas, algunas merecidas y otras tremendamente injustas. Por ejemplo, la primera amonestación fue para Marcos Rodríguez, por una falta que ni siquiera había cometido. Poco después, en el 24, Tarantino también vio otra cartulina amarilla, al igual que Kitoko dos minutos después.
En el minuto 26 llegó la acción más polémica y la peor decisión tomada por el árbitro Santos Pargaña, que interpretó penalti en una acción en la que Kitoko tocó involuntariamente con la mano un balón que había sido previamente despejado por Tarantino. El árbitro andaluz no se lo pensó y, animado por la grada, señaló el punto fatídico, desde el que no falló Joselu. Penalti absurdo que se pudo haber ahorrado el trencilla, pero subió al marcador el 1-0, injusto resultado para los merecimientos que había cosechado el Castilla.
Este gol, unido a la terrible acumulación de tarjetas (en 38 minutos de partido había cuatro jugadores amonestados), provocó que los de Antonio Calderón se viniesen abajo. En la recta final de la primera parte, Sergio Aragoneses se erigió como el más destacado de los suyos gracias a las acertadas intervenciones que tuvo que llevar a cabo ante los disparos de Juanfran (minuto 40) y Casado (minuto 43).
A pesar del resultado en contra, los hinchas insulares estuvieron en todo momento alentando a sus jugadores. / DA
En la segunda parte del duelo se esperaba que hubiera una reacción del Tenerife. Nada más lejos de la realidad. De hecho, todo empeoró al poco de la reanudación.
Cuando apenas corría el segundo minuto, una buena contra del conjunto blanco acabó convirtiéndose en el 2-0. Juanfran condujo por la derecha, superó a Meji y centró al corazón del área para que Morata marcase a placer ante la atenta mirada de la defensa tinerfeña, que no intentó hacer nada por evitar el gol. Este nuevo mazazo resultó incluso más dañido para los blanquiazules que el primer tanto.
Con el gol del delantero madrileño se había acabado el partido, como bien demostró el Tenerife durante toda la segunda parte. Fueron los de Calderón incapaces de reaccionar, lo que sirvió para que el filial cobrase aún más ventaja al poco tiempo. En otra contra bien elaborada, Joselu recortó a Cristóbal y disparó desde unos 30 metros. Aragoneses estuvo a punto de pararla, pero tras tocarla el portero gallego, el balón hizo un efecto extraño y se coló en su portería: 3-0, y la imagen del equipo era lamentable. Esta nueva alegría provocó que la grada del Di Stéfano se cobrase viejas facturas, cantando ¡a Tercera, a Tercera!
En ese punto del partido, el Real Madrid se dio por satisfecho y los blancos comenzaron a jugar un enorme rondo, que también deleitó a sus espectadores. Tampoco el Tenerife reaccionó cuando Calderón metió en el campo a Nico y Zazo, aunque fue el madrileño el que logró acortar el marcador por medio de una falta muy buen ejecutada que sorprendió a Jesús Fernández. Corría el minuto 35 de la segunda mitad y el marcador reflejaba un contundente 3-1. Pudieron haberlo maquillado aún, pero Zazo no pudo transformar un remate claro delante del meta rival a falta de dos minutos para la conclusión del mal partido para los insulares.
Lo mejor que pudo pasar fue que llegase el final de un encuentro que restó crédito al CD Tenerife.
Los blanquiazules siguen segundos en una clasificación que comanda el CD Lugo con paso firme y a la espera de lo que ocurra en La Roda la próxima jornada.
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REAL MADRID CASTILLA 3 – 1 CD TENERIFE
Encuentro correspondiente a la octava jornada del Grupo I de la Segunda B
Real Madrid Castilla: Jesús Fernández; Carvajal, Casado, Nacho Fernández, Iván González; Mandi, Juanfran, Alex Fernández (Omar, min. 80), Jesé Rodríguez (Lucas, min. 80); Joselu y Morata (Merchán, min. 70).
CD Tenerife: Sergio Aragoneses; Cristóbal, Medina, Tarantino, Meji; Kitoko, Marcos Rodríguez (Zazo, min. 68); Perona (Germán, min. 85), Víctor Bravo (Nico, min. 58), Ferrán Tacón; y Kiko Ratón.
Árbitro: Antonio Santos, del colegio andaluz. Amonestó al local Carvajal; y a los visitantes Marcos, Tarantino, Kitoko, Germán, Kiko y Tacón.
Goles: 1-0: min. 27, Joselu, de penalti. 2-0: min. 47, Morata. 3-0: min. 57, Joselu. 3-1: min. 79, Zazo.
Incidencias: Estadio Alfredo di Stéfano. Terreno de juego de césped en buenas condiciones. Mañana calurosa. Ante unos 1.500 espectadores, de ellos unos 150 eran seguidores blanquiazules. Miguel Concepción presenció el choque desde el palco de autoridades.
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