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“Sentíamos un temblor constante”, afirman evacuados de La Restinga

   

La familia uruguaya observa la mancha desde el mirador. | FRAN PALLERO

VICENTE PEREZ | El Pinar

La noticia de que las manchas marinas provocadas por las erupciones ya son visible desde El Pinar corrió como la pólvora. Y desde la mañana de este jueves numerosos vecinos, incluidos muchos de los que han sido evacuados de La Restinga, suben al mirador de Tarajana, desde donde puede divisarse con total claridad la tonalidad marrón del punto de salida de los restos de la erupción hasta la superficie oceánica, donde parecen perderse en el Atlántico.

Hasta allí se desplazó una familia de emigrantes uruguayos, descendientes de canarios y gallegos, aunque tienen ya la nacionalidad española. Fueron evacuados de La Restinga el martes, con el resto de los 600 habitantes, y contemplar la mancha de azufre tan cerca del pueblo donde viven y trabajan les causaba una gran impresión. Ahora pernoctan en la Residencia de Estudiantes de Valverde, la capital de la Isla.

“Sentíamos los temblores constantemente, he dormido desde hace muchos días con un ojo abierto y el otro cerrado; y ahora ver cómo el volcán está tan cerca de La Restinga, aunque sea bajo el mar, nos deja boquiabiertos”, afirmó José Santana, uruguayo descendiente de grancanarios, que trabaja en una lavandería de este barrio costero.

Para ellos, lo primero es salvar la vida, pero también temen por su trabajo, si le ocurriera algo a La Restinga. Lo peor, confiesa, es la sensación de incertidumbre, porque al final “la que dice la última palabra es la naturaleza, que hará la que quiera”.

Su hija Silvana, que vivió terremotos en Chile, comenta cómo el miércoles les permitieron volver durante 30 minutos a La Restinga para entrar en casa y recoger algunas cosas que se dejaron olvidadas con el rápido desalojo. Para ello tuvieron que hacer una cola de hora y media en el cruce de Tacoron, ya que los coches solo podían bajar de cuatro en cuatro y previa identificación ante la Guardia Civil como residentes en este núcleo.

Allí les dieron de comer a unos gatos que viven en la calle, pero que estaban acostumbrados a que los alimentaran los vecinos.

Silvana -quien no paraba de otear, con su madre , María Alicia, la mancha en el mar- explicó que la embajada de Uruguay se ha puesto en contacto con ellos para ponerse a su disposición. María ALicia, cuyos antepasados eran peninsulares, trabaja en un bar de La Restinga, donde tienen alquilada una vivienda.

Esta familia relata que la evacuación fue “rápida, pero con tranquilidad y muy ordenada, ya que todo el mundo sabía lo que había que hacer y a dónde dirigirse, en este caso el campo de fútbol”.

El mirador de Tanajara se halla a pocos kilómetros del casco de El Pinar, y desde esta atalaya natural se divisa una panorámica del Sureste de la isla, con cumbres llenas de conos volcánicos de distintas edades, surgidos a través de una fisura que baja hacia la costa, y que forma una cordillera dorsal que se adentra en el mar, de Norte a Sur, decenas de kilómetros.