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Tiemblo contigo, pequeña > Elba Navarro

   

En poco más de dos meses la isla de El Hierro ha sufrido más de 8.000 movimientos sísmicos.

En Estados Unidos, los terremotos del Hierro no abren informativos ni ocupan las portadas en los periódicos, por lo que no tendría sentido que la corresponsal de DIARIO DE AVISOS para este país redactara una crónica de lo que está pasando en la isla del meridiano y no lo haré.

Éste es el relato de una canaria que en la distancia tiembla por las islas que le vieron nacer. Cada día, al despertar, me apresuro a consultar los periódicos de la tierra, buscando la última hora. Gracias a las nuevas tecnologías, mi amigo Germán me da el último minuto de lo que sucede vía WhatsApp: “Nuevo temblor 3,5, cada 20-30 minutos hay uno”, “no habrá colegio mañana”, “la erupción sería en la parte del golfo” y así decenas de textos que agradezco infinitamente porque me hacen sentir cerca, estando tan lejos.

Se habla de normalidad y no es para menos, el archipiélago canario es un área volcánica activa y este tipo de situaciones no son nuevas para nosotros. La mayoría recordamos la crisis sísmica de Tenerife en 2004 y algunos, la erupción del Teneguía en el 71. De ambas situaciones hemos sabido recuperarnos y continuar nuestras vidas sin miedo, en parte, porque somos un pueblo que mira más al cielo para rezar, que al suelo para preguntarnos que se mueve bajo nuestros pies. Aun así, el dato es alarmante: 8.000 movimientos sísmicos en dos meses.

El pueblo herreño se caracteriza por su sencillez, honradez y humildad. El Hierro es esa isla, en la que aunque parezca mentira, todavía los coches se dejan abiertos y no se pasa la cerradura de las casas al irte a dormir.

Por eso, es normal que el simple hecho de estar acaparando todas las miradas en estos meses perturbe la paz herreña. Porque El Hierro es la isla tranquila, la que no grita porque no necesita que la oigan, a la que vamos para encontrarnos a nosotros mismos, bien sea en sus montes o buceando en sus costas, las más bellas y ricas que jamás he conocido.

Por eso tiemblo contigo pequeña, no tanto porque crea que estás en peligro, sino porque no estás acostumbrada a tantos focos y pantallas. Porque en la familia canaria eres la hija mimada del padre Teide.

No tengas miedo ni llores, te protegeremos porque eres nuestra hermana. Lucha y aguanta firme porque en dos años ¡Nos vemos en la raya!