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A LO QUE VOY > POR DAVID SANZ DELGADO

Un experimento político > David Sanz Delgado

   

En la isla de La Palma los pactos entre Coalición Canaria y el Partido Socialista tienen muy poca historia. Son casi una anécdota en democracia y los pocos que fructificaron no terminaron bien; bueno, eso ocurre en casi todos los acuerdos. Los nacionalistas han preferido tener como aliado al Partido Popular y viceversa, en coherencia con lo que ha sido el marco político regional predominante al menos en los últimos veinte años.

La raíz de ese desencuentro entre CC y PSOE tiene que ver con esa tiranía de las cascadas de pactos que merman la libertad de las realidades locales y con el hecho de que ambos partidos han sido tradicionalmente quienes han mantenido la rivalidad en los ayuntamientos. Quitando Santa Cruz de La Palma, el PP ha sido muy débil en su implantación municipal.
Esto produjo una desconfianza enconada que hoy todavía fluye por las venas de muchos militantes y dirigentes de ambas fuerzas. Por eso no es extraño que parte de la vieja guardia del PSOE palmero rechazara al acuerdo con CC en el Cabildo o que dirigentes de CC anhelen la hora en que Rajoy sea presidente para romper con las ataduras socialistas.

Las últimas elecciones locales, sin embargo, han supuesto un giro copernicano. El trabajo del presidente de los populares palmeros, Asier Antona, por convertir al PP en una fuerza con protagonismo municipal tuvo sus frutos.

Esta sensación de que el PP va al alza y que ya no son dos los que se disputan las alcaldías, sino tres, preocupa especialmente en el seno de CC, donde son conscientes de que los populares pescan en su mismo caladero de votos. El voto de centro-derecha, que CC gestionaba tranquilamente ante la debilidad de un PP que no tenía más vocación que la de ser un convidado de piedra, ha cambiado.

El pacto del Cabildo ha sido también gracias a que ha existido una renovación institucional. Una acuerdo así sería impensable en tiempos no tan lejanos. El paso de Guadalupe González Taño a la presidencia y la entrada de Anselmo Pestana han limado esas diferencias que portan genéticamente sendos partidos. Con normalidad, sin conversiones grotescas como se ha podido apreciar en algún caso, socialistas y nacionalistas ponen a prueba su confianza en un experimento que si sale bien puede traer la paz entre ambas organizaciones o enconar más las diferencias.

Para CC este acuerdo representa también una cuña por la que pueden empezar a desestabilizar a algunos ayuntamientos donde gobiernan PP y PSOE. Esto se irá viendo con el tiempo, marcado por unas próximas elecciones generales que también serán una prueba de fuego para la estabilidad, entre otras cosas, del pacto firmado el pasado jueves en el Cabildo palmero. Todo o nada puede cambiar.