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Una huerta entre barrancos

   

NORBERTO CHIJEB | CANDELARIA

Los viñedos y los frutales son abundantes en torno a viviendas de corte unifamiliar. / SERGIO MÉNDEZ

Las Cuevecitas es, junto a Malpaís, Araya, Igueste y Barranco Hondo, uno de los barrios que forman las llamadas medianías de Candelaria, que han crecido en torno a la carretera general del Sur y que la llegada de la autopista TF-1, en 1973, ha variado sus vidas.

Las Cuevecitas, también llamadas por sus vecinos Cuevitas, se ha trasformado desde entonces en una zona residencial, en donde comenzaron a proliferar viviendas unifamiliares en campos de cultivos que previamente habían sido abandonados. Sin embargo, todavía hoy, a Las Cuevecitas bien se le puede denominar la huerta de Candelaria, porque sobre su tierra se siguen cultivando viñedos, hortalizas y frutales, siendo de destacar los aguacates, las papayas y los guayabos, éstos “los mejores de Tenerife”, según Alipio Fariña, uno de sus vecinos que lleva toda su vida pegado a la tierra.

Las Cuevecitas nace a la sombra del pico Cho Marcial, por encima de los mil metros, en pleno monte y desciende hasta la carretera general del Sur, cruzándola la llamada carretera del Cabildo. Por la izquierda limita con el barranco de La Tapia, que le separa de Malpaís y con la derecha con el barranco El Rincón, que hace lo propio de Araya. En su pequeño casco se encuentra la iglesia de San Andrés, patrón del barrio, la casa forestal y el nuevo centro cultural que aún no tiene nombre.

En esa zona, donde todavía queda algún detalle de las cuevas que fueron habitadas por los primeros moradores, hay dos o tres bares que dan vida a ese pequeño caserío, que hace unos tres años perdió la única venta de víveres, la de Yolanda.

Los vecinos de Las Cuevecitas se tienen que trasladar ahora hasta el centro de Candelaria para hacer cualquier compra, si bien muchos de ellos tienen lo esencial para la comida diaria en sus huertas, que dan mucho más que para el autoconsumo, gracias sobre todo a la existencia en la zona de la llamada charca del Estado o charca del Pino, hoy propiedad de Agacan (asociación de ganadores y agricultores de Candelaria) y de pozos y galerías que tienen en sus interiores una agua de gran calidad.

El taxi compartido, una idea pionera del Ayuntamiento de Candelaria, recientemente premiada por el Ministerio de Medio Ambiente, ha acercado a los habitantes de Las Cuevecitas, al precio de guagua, a la casco de Candelaria y a otros barrios del municipio, reconociendo casi todos ellos, sobre todas las personas mayores, mayoría en el barrio, que desde entonces la vida se les ha hecho mucho más fácil.

1.200 habitantes

En la actualidad, Las Cuevecitas tiene unos mil doscientos habitantes, más de la mitad de ellos mayores de cuarenta años y apenas un centenar de extranjeros, con mayoría de alemanes. Según cuentan los más ancianos de lugar, a mitad del siglo pasado apenas habían cuatro casas en la zona, en torno a la zona que hoy forman la plaza y la iglesia de San Andrés. La población ha crecido en torno a un 50% en los últimos diez años, gracias a la autoconstrucción de chalés.

Moderno pabellón

El barrio dispone desde este mismo año de un polideportivo cubierto muy moderno, realizado gracias al denominado Plan E, con capacidad para quinientos espectadores, donde se pueden realizar todos los deportes de sala, aunque sobre sale por encima del resto, el fútbol sala, cuyo equipo está en la tercera categoría nacional (llamada ahora Segunda B) y controla a muchísimos niños. Niños que muchos de ellos se tienen que trasladar a Araya para estudiar.