¿Hay seres más nobles que los animales? Todos ellos diferentes, todos ellos fascinantes, ocupando su posición natural dentro de un ecosistema. Todos los defectos atribuibles al ser humano son ajenos al animal, incapaz de causar un daño a sus semejantes que no venga marcado por el rol que le dictan sus genes. De este modo, ¿no debería resultar un elogio que nos comparen con ellos?
Esto mismo debió pensar el juez de la Audiencia Provincial de Murcia que ha revocado la condena por amenazas a un hombre que llama habitualmente “zorra” a su mujer, alegando que ello no es un menosprecio. Y no lo es porque, según su sentencia, la palabra “zorra” no implica un “desprecio o menosprecio a la dignidad de la mujer”, ya que tiene otras acepciones, como por ejemplo la de “persona astuta”. Y claro, muchos malpensados han puesto el grito en el cielo. Porque el ser humano, al contrario que los animales, es malpensado.
Yo sé que cuando mi mujer me llama “cerdo” no lo hace para molestarme sino todo lo contrario: ¿hay carne más sabrosa que la de este animal? Eso significa que me desea porque desea mi carne. Igualmente, cuando yo la llamo “perra” a ella sólo lo hago para destacar su lealtad y su fidelidad, valores destacados en el mejor amigo del hombre.
Igualmente, estoy seguro que cuando me llama “cabrón” lo hace para compararme con un macho cabrío, ejemplo de masculinidad, fuerza y tesón. Como ves, es un orgullo que te comparen con un animal. Si te llaman “lagarta” piensa si no están elogiando tu rapidez de movimientos, lo mucho que te gustan los tomates o tomar el sol. Si te llaman “foca”, no es por tu sobrepeso, no seas susceptible. Probablemente sólo quieran destacar lo mucho que te gustan el mar y el pescado, muy propio de personas que viven en núcleos costeros. Y puestos a inventar, si te gusta dar abrazos fuertes te podrán llamar “pitón”, como la serpiente. No te moleste si lo hacen, y mucho menos -si te gusta salir de noche y eres muy extrovertida- que le añadan el calificativo de “pitón verbenero”.
Así que deja de pensar mal si te dicen que eres un “zángano”, una “rata” o una “víbora”. Recuerda que estas palabras tienen otras acepciones.