¿Qué hay de lo mío? > Francisco Pomares

Me cuenta Pedro Suárez, concejal del PP en La Laguna, que el lunes por la tarde, se dio el hombre tres paseos ida y vuelta por la calle La Carrera, para sentir eso que llaman la erótica del poder, y que le funcionó, que se paraba todo el mundo a felicitarle por la goleada. No me cuenta si alguien le dijo la frase recurrente de estos días, ese “¿Qué hay de lo mío?” que se ha convertido en grito de guerra de los compañeros de viaje en esta excursión al poder del PP. Ya saben que a la pregunta ritual sobre lo que uno espera hay tres respuestas posibles: la una es “estoy en ello”, que quiere decir que lo llevas crudo y espera sentado; la dos es “yo te llamo”, que significa lo mismo que “estoy en ello”, pero con menos convicción; y la tercera “lo acabo de hablar con el ministro [o el consejero, o el secretario general]”, que quiere decir “yo soy un tipo muy ocupado, vete a incordiar a otro”.

Por eso, al margen incluso de los nombramientos más propagandeados, como la elevación a altares del señor Soria, de la que habla y larga todo el mundo como si fuera pan caliente a punto de salir del horno (menos el interfecto que está de un prudente irreconocible); al margen, pues, de ése y los otros nombramientos que se esperan (o no), anda la tropa a cada minuto que pasa más revuelta haciéndose cábalas (y meandros) sobre lo suyo y lo que hay de lo idem.

Se ha corrido la especie de que la oficina de desalojos y colocaciones del PP ya está recogiendo currículos, y el meritoriaje se ha disparado: desde el afiliado que pegó cartel o metió sobre, que aspira a ser funcionario de empleo con derecho a reducción del cinco por ciento de sueldo, hasta el político en retiro forzoso, que jura lealtad inquebrantable al nuevo régimen. Dicen que dicen, por ejemplo, que suena el nombre de Lorenzo Olarte para Delegado del Gobierno en Canarias, aunque no tengo yo muy claro a quien le suena. Y también que a Nacho González le van a ofrecer la secretaría de Estado para el control del transfuguismo, de inminente creación. Pero esos son nombramientos de gente de alcurnia, tipos que se han currado lo suyo casi desde que escupieron el chupete. Lo de ahora no es lo de ellos, sino lo de los otros: los hermanos de los concejales y los sobrinos de los diputados y las novias de los senadores y los chóferes de campaña, las becarias, los diletantes y ese camarero que una vez le sirvió un cortado a Antonio Alarcó y ese periodista que antes fue nacionalista, luego se ofreció al PSOE y anda ahora a ver qué le toca si es que le toca. ¿Pues saben que les digo…? Pues que por mucho que feliciten a Pedro Suárez (suena para obispo de la Diócesis Nivariense) y pongan velas a san Mariano, aquí la única que tiene sitio garantizado en la nueva etapa es la prima europea del señor Riesgo. Y lo sé de buena tinta.