“Crisis de la deuda privada” > Raquel Lucía Pérez Brito

La situación actual de los PIIGS se le ha puesto el apellido de crisis de la deuda soberana. Sin embargo, hay países como Bélgica, Alemania y Francia, que tienen más deuda pública que España y no están sometidos, aún, a la presión de los mercados. Esto se debe, en gran medida, a que la mayoría de sus bonos soberanos están en manos de sus inversores nacionales. Lo determinante de esta crisis no está, por tanto, en la cantidad de deuda soberana, sino en el porcentaje de la misma que está en manos de prestamistas internacionales. En el caso de España, es necesario diferenciar la deuda pública y la privada, para no llevarnos a engaños. Los parámetros de deuda pública son inferiores a la media de la zona euro y totalmente asumibles. Sin embargo, el endeudamiento del sector privado español se encuentra muy por encima del promedio europeo. Los recursos financieros que las familias y las empresas demandaban para invertir y consumir fueron asumidos, en una tercera parte, por el ahorro nacional y el resto por prestamistas extranjeros. Esto provoca que el ataque a la deuda soberana, no se deba exclusivamente al tamaño de la misma, sino a lo que se percibe en el exterior sobre la capacidad de pago del Estado, las empresas y las familias en relación a toda su deuda exterior, no exclusivamente a la deuda soberana. Por lo tanto, en nuestro caso, no deberíamos hablar de crisis de la deuda soberana, sino de crisis de la deuda privada.

Para que el nuevo gobierno sea capaz de parar esta presión de los mercados tendrá urgentemente que dar señales en la dirección que se espera y que permitan convencer a nuestros acreedores que seremos capaces de pagar. Y solo podremos hacerlo si crece la demanda interna, la productividad, la competitividad y por lo tanto las exportaciones.

No se trata de hacer milagros, se trata de marcar una hoja de ruta realista. Las reformas estructurales que necesita España ya están en la cabeza de la mayoría y su puesta en marcha debería provocar que se vuelva a tener confianza en España y se pueda refinanciar la deuda que vence en los próximos doce meses. Pero en paralelo, será necesario buscar soluciones al endeudamiento privado, que es el principal problema de nuestra economía y que impide la recuperación de la demanda interna y la reactivación de la inversión privada.

Una de las posibles soluciones pasa por refinanciar la deuda privada, tal y como se hará con la pública, pero con el ahorro nacional. El Estado podría convertir esa deuda privada en pública y canalizar el ahorro privado nacional con deducciones fiscales a los prestamistas nacionales. Estos deben tener un aliciente para invertir. Con esta medida el nivel de deuda se mantendría, pero se disminuiría, poco a poco, la dependencia de los mercados y sus ataques.

*Economista, abogada y licenciada en Ciencias Políticas | @errelu