“Soy un privilegiado; pero por vivir de mi trabajo, en esta tierra y en esta época”

"El artículo de Totoyo reaviva el pleito y duda de la honestidad de un colectivo", dice Cabrera. / DA

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

La semana ha sido intensa para Benito Cabrera. Siete días que, además de por la agenda artística, han estado marcados por su implicación en la movilización del sector cultural en contra del drástico recorte que prevé para ese ámbito el Gobierno regional en sus presupuestos de 2012. Pero Cabrera también ha sido protagonista -destinatario- de un artículo de otro timplista, Totoyo Millares, que ofrece un retrato nada favorable de su persona. Acerca de todo esto conversó con DIARIO DE AVISOS.

-¿Llegó a pensar que su decisión de no autorizar el uso del villancico Una sobre el mismo mar podría generar esta polémica?

“Ni por asomo. ¡Pero si sólo es un villancico! Fue un simple e impulsivo gesto. Además, me preguntaron y dije que no. Si no me hubiesen preguntado, la cosa habría pasado de largo. Y es una pena, porque sólo quería llamar la atención sobre un hecho social, no sobre mí”.

-Totoyo Millares le achaca en un artículo su “falsa solidaridad”, y defiende que usted es uno de los mayores receptores de las ayudas culturales de las administraciones públicas. ¿Es usted un privilegiado de las instituciones?

“Soy un privilegiado por vivir de mi trabajo, en esta tierra y en esta época. Soy un tipo inquieto que siempre está inventando cosas y ha presentado proyectos, algunos los aprueban y otros no. Pero siempre son proyectos que implican a equipos de trabajo, que aportan objetivos claros y medibles. Otros no los presento yo, me son propuestos por productoras. Por otro lado, según datos del Ejecutivo, son 13.000 los artistas y productoras que han percibido ayudas del Gobierno de Canarias: somos muchos los privilegiados”.

-¿Entiende que haya gente que tenga esa opinión de usted?

“Seguro que hay muchos buenos artistas que no reciben la ayuda que merecen. Habría que analizar el porqué. Bien porque los criterios de selección no son adecuados, porque sus proyectos no han estado bien defendidos, porque no han tenido suerte… Entiendo que su frustración se focalice en criticar a los que somos más visibles”.

-¿Hay falta de transparencia a la hora de conocer los números, la cuantía económica de los proyectos y actividades culturales que se subvencionan en el Archipiélago?

“Las convocatorias, las valoraciones de los jurados que evalúan los proyectos y las cuantías siempre se hacen públicas. De todos modos, los ciudadanos tenemos derecho a pedir toda la transparencia posible para saber cómo se gastan los dineros en cualquier área. Hablamos de dineros públicos, fiscalizados por profesionales de la administración. El que tenga dudas razonables, que investigue. Y si tiene pruebas de ilegalidad, que denuncie”.

-¿Está de acuerdo con la opinión de que el ámbito cultural de las Islas depende en exceso de esas ayudas y no asume riesgos?

“Casi todos los ámbitos económicos son dependientes. La cultura no va a ser menos, y más teniendo en cuenta que hablamos de un sector frágil y que transciende de una dimensión meramente comercial. Cualquier profesional lo estará pasando mal, pero el que quiera dedicarse a ser un trabajador de la cultura asume también un gran riesgo: no cobramos paro, dependemos de contrataciones, de los gustos del público o de los programadores… Pero, por encima de cuestiones crematísticas, la cultura no puede verse solo como ámbito laboral. Es un activo, un patrimonio, una herencia social. La democratización del hecho cultural implica el tutelaje público. Pero, dados los tiempos que corren, todos tendremos que trabajar más y mejor. La crisis nos obliga a no apoltronarnos y ser más competitivos”.

-Se ha dicho que en otros tiempos se llegó el derroche institucional y se malacostumbró a muchos artistas, creadores y empresarios…

“La falacia del estado del bienestar acostumbró a toda la sociedad a malvivir. Por supuesto, los creadores y las productoras también hemos entrado en esa dinámica. Ahora nos toca apretar el cinturón y buscar fórmulas, como lo hacen los de las ferreterías, los de la construcción o los médicos, para poder seguir siendo trabajadores de la cultura. El problema está en que mucha gente no piensa que esto sea un trabajo serio. Cuando hay algún problema social, al artista es al primero que se le pide que colabore. Y ahí estamos casi siempre. Pero también cuando hay crisis se le pide que trabaje gratis o que se quite de en medio”.

-Usted subraya que esta movilización no es la pataleta de cuatro subvencionados, sino la defensa de un ámbito que, aparte de riqueza intangible, genera economía y empleos. ¿No considera que con estos desencuentros la percepción pueda ser la contraria?

“El desencuentro no es tal. Dos no pelean si uno no quiere. Millares ha publicado su opinión y no lo veo como un indicador de desunión. El mundo de la cultura podría ser más gregario, pero este hecho no representa a la mayoría. Este sector es complejo y dinámico e incluye a muchos trabajadores de todo tipo que luchan por una causa común”.

-Y en el plano personal, ¿cómo ha encajado este ataque?

“Con tristeza. Siempre he respetado al maestro Totoyo. Pedí el Premio Canarias para él cuando se me solicitó y nunca dejo de nombrarlo como un referente. Por otra parte, no he sido testigo de nada parecido en otros sectores que también han visto mermados sus presupuestos, como la sanidad o el deporte. Son una piña, aunque tengan sus desavenencias. Debe ser que los artistas somos demasiado apasionados”.

-¿Echa entonces en falta más unidad en el sector cultural?

“Claro que sí. Y no por desavenencias, sino por falta de sentido corporativo. Esta crisis social, económica e institucional nos servirá para fijar caminos comunes, en una línea que no debemos abandonar. No nos queda otra”.

-¿Enfrentamientos de este tipo cargan de razones a los que defienden aplicar los recortes?

“Sería sorprendente que el artículo de un timplista (por otra parte, tiene todo el derecho de manifestarse) fuera el argumento de un gobierno para recortar presupuestos. Pero desde luego, su intervención ha reavivado el lamentable pleito insular, ha generado dudas sobre la honestidad de un sector y poco favor nos ha hecho doblegándose al juego del divide y vencerás. Lo que sí se ha conseguido es desviar la atención del verdadero problema, convirtiendo el asunto en una especie de patio de alcahuetas. Pero yo confío en que esto pase rápidamente y nos centremos en lo importante, que es el futuro”.

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“Cultura tendrá más gasto en nóminas que por gestión”

“El viceconsejero es más un gestor que un político. También se queja de los recortes, pero es parte del Gobierno, así que no puede ni debe desvincularse del problema”. De ese modo responde Benito Cabrera cuando se le pregunta por el papel que desempeña en todo este asunto el viceconsejero de Cultura y Deportes, Alberto Delgado. Precisamente, al ser cuestionado acerca de si tiene sentido una Viceconsejería apenas sin margen de gestión, o, yendo un poco más lejos, si Alberto Delgado debería dimitir, el músico canario apunta que la situación, cuando menos, es curiosa. “Va a haber un montón de funcionarios cuyas nóminas absorberán la mayor parte del presupuesto, pero no tendrán medios para trabajar”, expone. “En cuanto al viceconsejero, como no se dedique a buscar recursos externos y patrocinios -recalca-, poco va a quedarle para gestionar. Pero, evidentemente, si sigue o no, es una decisión que tendrá que tomar él”. Cuestionado sobre si ha recibido estos días alguna presión por parte del Gobierno, la respuesta de Cabrera fue “¿Directamente?, no”.

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