LAS CARAS DE LA OST > DEANNA DEE DECKER

“Vine aquí por un año y ya llevo 22”

Uno de los proyectos de Deanna Dee Decker es interpretar una composición para nueve trombones y orquesta de Christian Lindberg. / JAVIER GANIVET

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

Quizás la música perdió a una pianista regular, pero de lo que no hay duda es de que con el cambio ganamos a una gran trombonista. Cuenta Deanna Dee Decker (Eugene, Oregón, Estados Unidos), trombón solista en la Orquesta Sinfónica de Tenerife (OST), que cuando era una niña su madre la animó a tocar el piano. Y poco después su hermana, le empezó a dar clases con asiduidad.

“Pero no tenía ningún talento para el piano”, confiesa. “Sin embargo -detalla la intérprete norteamericana-, un día asistí a la presentación de un quinteto de metal, y nada más conocer el trombón, me sentí fascinada”. “De pequeña siempre me gustaban más los juguetes de los chicos que los de las chicas -recuerda-, y algo parecido me ocurrió con el trombón, que es un instrumento fuerte, bonito, gracioso…”. El caso es que, apenas con 13 años, Dee Decker se dio cuenta de que con el trombón la cosa iba mejor que con el piano. Y decidió seguir adelante.

Deseos que se cumplen

“Luego, a los 18, como cualquier otra persona de mi edad siempre me estaba preguntando qué quería hacer con mi vida”, comenta. “Recuerdo que al poco de estar estudiando en el Conservatorio de Música de San Francisco -prosigue-, leía uno de esos libros que tratan de guiarte para alcanzar tus sueños. Pues bien, mi idea de vida ideal pasaba por estar en un lugar donde pudiese tener a mi alcance dos de mis pasiones, la música y la naturaleza”. “Y ese sueño lo expresaba diciendo que algún día quería tocar el trombón en la orquesta sinfónica de un lugar con montañas y con mar; que quería enseñar a unos cuantos buenos alumnos y tener dos perros…”, añade. “Siete años más tarde ya me encontraba aquí, en Tenerife, en la Orquesta Sinfónica, sintiéndome una persona muy pero que muy afortunada”, afirma con una sonrisa.

Y es que Deanna Dee Decker asevera que la OST es una formación especial. “Esta orquesta es muy buena -comenta-, con los años te das cuenta de que la mayoría de maestros y solistas que vienen, casi de inmediato se quedan sorprendidos por su calidad. Pero además del talento, también creo que hablamos de un grupo compuesto por buena gente”, subraya. A lo mejor será por eso, según la trombón solista de la OST, que, como ocurrió con ella, lo más frecuente es que los extranjeros que entran en la Orquesta Sinfónica de Tenerife se planteen de entrada vivir esta experiencia durante un año o poco más. “Pero luego se encuentran con una Isla muy agradable, de gente muy simpática y con un clima increíble”, destaca. “Así que conozco pocos casos de músicos que decidan regresar a su país. Yo, por ejemplo, lo que me plantee como una etapa transitoria en mi vida y en mi carrera ya dura 22 años”, señala. “Y ahora siento que Tenerife es mi casa, tanto o más que Oregón”, asegura.

Aprendizaje lleno de alma

Para Deanna Dee Decker, en esto de la música poseer una buena técnica es esencial, pero mucho más lo es la pasión, el corazón y, en suma, el “estar dispuesto a entregar una parte de tu alma en lo que haces”. “Para lograr una plaza en cualquier orquesta hay 200 aspirantes, de los que 25 tienen posibilidades reales de lograrlo -argumenta-, pero sólo aquellos que perseveran, que sueñan, que dan algo de sí en cada ensayo, en cada interpretación, lo van a lograr”. “Y justo eso es lo que quiero enseñar a mis alumnos”, apostilla.

Esa misma pasión, a su juicio, se refleja en la Sinfónica de Tenerife. “Aquí se da ese alma de la que hablo”, afirma. “A veces puede ocurrir que nos visita un nuevo director y en los ensayos no sonamos todo lo bien que querríamos. Sin embargo, en el concierto se sorprenden mucho, y de forma agradable, con nuestro sonido”. “Víctor Pablo Pérez sabía cómo elegir a esos músicos que tocan con pasión -comenta Dee Decker-, y eso se nota perfectamente en un concierto, especialmente si quien nos dirige es un buen maestro”.

Deanna Dee Decker asegura que muchos de sus sueños ya se han cumplido, y otros van por buen camino. Entre los primeros figura el haber tocado junto a uno de los mejores trombonistas del mundo, Christian Lindberg, quien además es director y compositor. Entre los segundos, interpretar junto una composición del propio Lindberg junto a él, escrita para nueve trombones y orquesta.

“Tengo una gran amiga en la orquesta, Victoria Jayne Carlisle (harpa) -detalla-, con la que quiero hacer un proyecto muy ilusionante; quiero hacer más música de cámara, quiero actuar en hospitales y en residencias de ancianos…”. “La música es para todos -resalta-, y los músicos tenemos que empeñarnos en que así sea”.