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“Los magos de las finanzas eran en realidad unos tramposos”

Juan Tamariz es uno de los más grandes ilusionistas de todas las épocas. | DA

SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife

¡Chan-ta-ta-chan! El Auditorio de Tenerife será esta noche, desde las 21.00 horas, uno de esos lugares donde todo puede ocurrir. Será cuestión, simplemente, de estar dispuesto a maravillarse y a no hacer demasiado caso a eso de que dos y dos son siempre cuatro. El maestro de ceremonias de esta velada de Magia Potagia es Juan Tamariz, uno de los más grandes ilusionistas de todas las épocas. Y es que, aunque no trabaja en Correos, para él las cartas no tienen ningún secreto. Ni las cartas ni el arte de sacar una sonrisa al prójimo.

-¿Qué siente un mago tras haber recibido la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes?

“En realidad no soy muy dado a los premios ni a los homenajes. La mejor recompensa, como se suele decir, es poder seguir trabajando en aquello que más te fascina, en aquello que te ha apasionado desde que eras un crío. Pero bueno, no puedo negar que fue toda una alegría obtener este reconocimiento. Sobre todo porque siempre te gusta que se acuerden de ti, pero especialmente porque además esta medalla viene a valorar el arte de la magia, un mundo al que se dedican muchísimas personas con pasión. De modo, que estoy encantado”.

-¿El humor es el mejor truco de su espectáculo?

“Más que de humor, yo hablaría de buen humor. No me dedico a hacer chistes y luego, ya de paso, poner en pie algunos trucos de magia, sino que intento ser alguien que hace magia con sentido del humor. Busco que el público se lo pase bien durante todo el espectáculo, que acepte las ilusiones que le planteo y que además se ría, algo que siempre sienta muy bien, eso seguro”.

-¿Es indispensable ser un poco iluso para poder maravillarse con un buen número de magia?

“Bueno, sí, pero en lugar de iluso prefiero decir que hay que adoptar una actitud de ilusionado. Es preciso estar dispuesto a disfrutar de un espectáculo con ilusión, con la voluntad de dejarte llevar y no, en cambio, estar alerta para evitar que te sorprendan. Además, esa ilusión, esas ganas, tiene mucho que ver también con la que debemos tener en la vida para poder luchar, para seguir, para soñar aunque las cosas no vengan siempre como uno quiere”.

-Y aparte de su violín invisible, ¿qué les aguarda a todos los que vayan a verle esta noche al Auditorio de Tenerife Adán Martín?

“Pues, precisamente, les espera un espectáculo de magia y asombro. Asistirán al maravilloso milagro laico de recuperar por dos horas la visión de la infancia. Junto a mi esposa, Consuelo Lorgia, les propondremos una sesión de espiritismo y hasta habrá telepatía. Pero que nadie se asuste y deje de venir por eso: no vamos a revelar a la audiencia sus secretos inconfesables, todo tendrá que ver con la magia, nada más y nada menos que con eso”.

-Al contemplar la crisis económica que soportamos, ¿no le entran ganas de denunciar por fraude y competencia desleal a los grandes magos de las finanzas?

“Claro que sí, pues al final descubrimos que todos esos magos eran en realidad unos tramposos. Habría que denunciarlos por fraude, por engañar y por hacer mal uso de una palabra tan bonita como es la de mago. Habría que ponerlos con cadenas y además, si nos dejan, darles a todos un martillazo en la cabeza. Porque han hecho trampas y las consecuencias de todas esas barbaridades las estamos pagando el resto”.

-Ante este panorama, ¿qué le gustaría sacar o meter en su chistera a Juan Tamariz si estuviese en su mano?

“Pues yo metería en la chistera justo a esos que conforman la gran banca y nos han creado tantos problemas. Los metería en la chistera, haría plof, y luego mostraría, ante el asombro del público, la chistera vacía”.