X
opinión > Ramón Trujillo

300 escaños > Ramón Trujillo

   

La pinza bipartidista contra el pluralismo se ha erosionado en estas elecciones. En el año 2011, trece formaciones políticas han obtenido representación en el Congreso de los Diputados, frente a nueve en 2008, gracias al desplome del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).

La pinza bipartidista se basa en una ley electoral que premia a los partidos grandes y castiga al resto de formaciones políticas de ámbito estatal.

Esta ley le niega una parte de su representación a las personas que votan a partidos estatales distintos del PP o del PSOE y sobrerrepresenta a quienes apoyan a los partidos mayoritarios.

En las elecciones del pasado día 20 de noviembre, el PP consiguió, gracias a la ley electoral, la mayoría absoluta que no le había dado la ciudadanía. Con el 44,6% de los sufragios obtuvo el 53% de los escaños.

Al PP la ley electoral le regaló treinta diputados y diputadas que no le dieron los votantes, y al PSOE nueve. Más del 10% del Congreso no representa ni a un solo voto.

Sin embargo, a Izquierda Unida la ciudadanía le otorgó 24 escaños y la ley electoral le arrebató 13. UPyD obtuvo respaldo suficiente para contar con 16 representantes, pero la ley electoral les dejó con sólo cinco escaños en la Cámara Baja.
En el año 2011, el PP y el PSOE han conseguido el 73,3% de los votos y el 84.5% de los escaños.

Si hacemos el cálculo para las ocho elecciones generales habidas, entre 1986 y 2011, descubrimos que PP y PSOE han contado con 300 diputados y diputadas que no han estado respaldados ni por un solo voto.

En cada legislatura los dos partidos grandes han contado con una media de 37.5 escaños que no representan a nadie y son sólo producto de la fraudulenta ley electoral que se negaron a democratizar cuando la reformaron, en el año 2010.
En suma, podríamos decir que, cada diez legislaturas, hay una con los 350 escaños asignados por la ley electoral y carentes del respaldo de un solo voto.

Decía el apóstol Santiago que la fe sin obras está muerta. Igual ocurre con la teoría democrática mal correspondida por la práctica democrática.

¿De qué sirve proclamar la igual valía de todo ser humano, el idéntico derecho de toda persona a influir por igual en los asuntos comunes si negamos el igual valor del voto de los que proclamamos iguales en la democracia española?

Ramón Trujillo es Coordinador de Izquierda Unida Canaria en Tenerife