Hace unos cuantos años, en la época de la música disco y cuando no existía ni internet, ni Spotify, ni descargas de canciones, ni siquiera los cd, sólo los discos de vinilo y las cintas de cassette, teníamos una cara A y una cara B. Muchas veces te comprabas una cinta de tu cantante, o grupo favorito, y sabías que si la cara A era buena, la B iba a ser un fiasco. Por lo general no te equivocabas. ¿Cuál es la cara más real del Tenerife? ¿La A o la B? Si nos quedásemos con la cara A, veríamos que el Tenerife sigue con una media fantástica de ganar en casa y empatar fuera. Unos guarismos que te garantizan estar en la pomada de la clasificación todo el año y meterte en el play-off sin mayor dificultad; el empate de ayer permite mantener a raya al Lugo y dejar el goalaverage particular en el aire; un empate que reafirma la solidez defensiva de un Tenerife que demuestra ser un rival difícil de batir para cualquiera. Un Tenerife que, sin hacer gran cosa, no se ve superado por uno de los favoritos al ascenso y evidencia que sigue progresando lenta, pero adecuadamente. Un empate justo y valioso para la clasificación en definitiva. Y si nos quedamos con la cara B, damos por muy bueno el punto obtenido en el Anxo Carro. Un empate en casa del súper potente y temible Lugo es un resultado magnífico. Un Lugo que la temporada pasada fue el mejor equipo de este grupo I de Segunda B y arrasó en la liga regular, y sólo se quedó sin ascenso en la lotería del play-off. Ese Lugo que pasa por ser un equipo histórico del fútbol español y que su palmarés e historia son envidiables. Así las cosas, empatar en Lugo es una heroicidad que será recordada por el tinerfeñismo como una de sus grandes gestas. Un equipo, el de Antonio Calderon, que acabó el encuentro defendiendo el punto como si jugara en Old Trafford, y que no muestra la ambición de un favorito y de un equipo de la talla y la cuna del blanquiazul.
La cara B de un Tenerife que no gana a domicilio desde la jornada 4 y que sigue sin tener un patrón de juego reconocible y fiable. Cara A y cara B, o el Tenerife para las dos versiones. Yo tengo claro cuál es el que no quiero. ¿Y usted?