SERGIO GUITÉRREZ | Valverde

Aurelio Ayala ha vuelto. Tras su anterior obra, Domingo Machina, un pastor universal, ahora regresa a El Hierro con un nuevo libro bajo el brazo, esta vez dedicado a una de las personas más emblemáticas de la Isla: el médico Juan Ramón Padrón Pérez que, bajo el título Un hombre, un médico, una isla promete no solo entretener al lector, sino, al mismo tiempo, preservar para siempre la vida y obra de una de las personas insignes de esta Isla.
-¿Cómo se le ocurrió la idea de escribir este libro?
“Fue cuando presenté mi anterior libro, el de Domingo Machina, en El Pinar. De repente veo que Juan Ramón y su mujer, María José, acuden a la cita y, la verdad, es que me extrañó. Yo siempre me he llevado bien con él, pero no sabía que le suscitaba algún interés. Me extrañó que vinieran de la villa a El Pinar y al verlo pasar pensé: de Juan Ramón puede salir un libro interesante porque estuvo en una etapa de El Hierro bastante difícil y estuvo de médico solo. Es un hombre que conoce mucha historia de El Hierro, de la Bajada y lo llamé por teléfono un día y le dije que tenía la idea”.
-¿Qué tiempo le llevó escribirlo?
“Siete meses. Una vez que tienes estructurado en la mente como lo quieres hacer, todo va más rápido. Él (Juan Ramón Padrón Pérez) me facilitó mucha información y yo también tenía en mi poder información. Son unas 57 horas de grabaciones de él y de personas que han mantenido alguna relación con su persona. El otro día me dio por pesar toda esa documentación, escrita a mano, a máquina, y pesaba 10.500 kilos”.
-¿Cómo acogió a el doctor la idea de un libro sobre su vida?
“Se lo tomó con alegría. No se esperaba esas ocurrencias mías”.
-¿Qué recuerdos personales guarda de su persona?
“La etapa de alumno la guardo con mucho cariño, es un grato recuerdo. Era un buen profesor. De hecho en el libro relato cuando me puso en un examen un 4,9”.
-¿Recoge en su libro alguna otra anécdota?
“En el libro recogemos varias. Yo, particularmente, tengo una con él. Cuando compró la máquina de rayos X que tenía en su despacho particular, encima de la tienda de su padre, la primera radiografía que se hizo fue la mía. Yo no me acordaba de eso, fue él quien me lo recordó. Yo era portero en aquella época del Estrella y un balonazo me fastidió el dedo y fue entonces cuando me hizo la radiografía. La máquina la estrené yo”.
-¿Cómo calificaría a Juan Ramón Padrón Pérez?
“El valor más importante que tiene, a mi juicio, es su condición de herreño, en el sentido de que en los años 50, terminar una carrera como Medicina y, en vez de quedarse en Madrid, que hubiera tenido un futuro que nadie se imagina, cogió los bártulos y vino para El Hierro, a los confines del mundo. Sinceramente creo que tiene un valor muy grande, que siempre he destacado. No obstante, yo lo calificaría como una buena persona, por eso decidí escribir el libro”.
-¿Cree que ya ha recibido todo lo que se merecía en su isla o fuera de ella; o estima que aún deberían rendirle algún homenaje más?
“Él ya ha recibido varias condecoraciones, en el libro las recojo todas. Es Hijo Predilecto de Valverde, pero yo creo que con el libro que se me ocurrió, rematamos su historia”.
-¿Se emocionó el protagonista en la presentación del libro?
“Sí. Es que el acto no fue tan clásico. Durante el acto se desarrolló un documental, basado en una frase que le dijo su abuelo de niño de por qué quería ser médico, y luego sobre su vida, en base a los capítulos del libro, se sintetizó con imágenes. Además, se hizo un pequeño sketch teatral de una anécdota que le pasó con un chico de Sabinosa que se metió un chocho en la oreja y no había forma de sacárselo y, al final, le dice: José María, los chochos se plantan en las huertas, no en las orejas, ¡carajo!”