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La cara humana de la ley

Baltasar Garzón y Dolores Delgado fueron los encargados de cerrar el ciclo sobre Justicia organizado por CajaCanarias. / JAVIER GANIVET
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JUAN MANUEL PARDELLAS | Santa Cruz de Tenerife

Se enteró en Tenerife de que la Sala Penal del Tribunal Supremo aplaza el inicio del juicio oral por las escuchas del caso Gürtel, por escuchar conversaciones de presos y abogados vinculados a una trama de corrupción política de miembros y colaboradores del PP. Ahora que Mariano Rajoy huele la moqueta de La Moncloa y se sabe ganador, el juez respondió que no teme represalias: “Mire, la Justicia en España es independiente; puedo estar de acuerdo o no con lo que me esté sucediendo [ha sido retirado de la carrera judicial] pero creo en ella como cualquier ciudadano… Y lo mismo con el Tribunal Supremo con el que puedo discrepar de algunas decisiones. No creo que a estas alturas nadie se pueda plantear que los jueces en España puedan actuar por motivaciones diferentes a las que establecen la Constitución y las leyes, con independencia y con imparcialidad y eso es lo que pido, simplemente la imparcialidad objetiva para quien tiene que juzgar”.

Baltasar Garzón (Jaén, 1955) tenía ganas de hablar. Al ver a los periodistas que lo esperábamos anoche a las puertas del abarrotado salón de actos de CajaCanarias, se acercó y atendió a las preguntas planteadas por DIARIO DE AVISOS.

La primera, el aplazamiento del juicio oral contra él hasta el 17 de enero (estaba fijado para el 29 de este mes), después de que su defensa recusara a seis de los siete magistrados de la Sala de lo Penal: “No sé más de lo que saben ustedes; me acabo de enterar a través de los medios de comunicación. La fecha del juicio para mí es lo de menos, porque es un acto que se debe celebrar con las garantías suficientes que cualquier ciudadano debe de tener, es decir, con un tribunal imparcial, en donde se puedan desarrollar todos y cada uno de los medios de defensa que hemos propuesto y hasta este momento se nos han denegado”.

Sobre la sensación de sentirse perseguido por sus propios compañeros añadió: “Lo que tenga que decir lo diré en el momento del juicio, pero el que haya seguido el curso del procedimiento, comprobará que no ha sido un ejemplo donde la defensa haya tenido todas y cada una de las medidas para ejercitar su derecho, ni en éste ni en los demás procesos, pero éste es un asunto que por respeto al tribunal, cuando llegue el momento se pondrá de manifiesto”.

El juez que más acorraló a ETA e instruyó más de 1.000 casos contra los terroristas también opinó del histórico comunicado de la banda el pasado 20 de octubre: “La mejor noticia que puede dar ETA, además del cese definitivo de la violencia, es entregar las armas, pedir perdón a las víctimas, no actuar con el cinismo de quien parece que sólo ha estado en un proceso de confrontación política y, a partir de ahí, asumir las reglas del Estado de Derecho como cualquier ciudadano.

En España existen los medios suficientes en este marco democrático para hacer las concesiones que se deban de hacer sin forzar para nada la legalidad, pero creo que hay unos requisitos previos, unos pasos previos que son los que tienen que dar la organización y aquellos que la integran todavía”.

Dentro de la sala, moderados por el periodista Fernando Delgado, hablaron Garzón y Dolores Delgado (fiscal jefe del Tribunal Penal Internacional, con un extenso expediente de lucha contra el narcotráfico, blanqueo de capitales, terrorismo y crímenes contra la Humanidad).

Recordaron casos de interceptaciones de buques en alta mar, la causa contra Pinochet o denunciando cómo a los países poderosos no les afectan las causas abiertas en Libia, Guatemala o El Salvador, pero saltan las alarmas cuando se investigan las agresiones de China al Tíbet, a Israel por los crímenes en Gaza o a Estados Unidos por los casos Couso o Guantánamo.

“Libia sí, Siria no”, cuestionó la fiscal; “porque Gadafi sólo tiene petróleo, pero Siria es estratégicamente clave, al lado de potencias nucleares como Irán e Israel”, respondía Garzón.

Ambos hablaron de casos como los 30.000 niños del franquismo: “Estoy convencido de que cada juez español, si se enfrenta a un caso así, lo hará con independencia; lo que nadie cuestiona es dar amparo a las víctimas y se tendrá que dar una solución a eso”.

Dolores Delgado sentenció: “El juez Garzón ha hecho un mundo más seguro con la única herramienta de la ley”. Trabajó junto a él durante 17 años. Sabe por qué lo dice.