El presidente Rivero, después de destripar una cabra majorera y leerle las vÃsceras, auguró que el próximo año va a ser terrible. ¡Ños, mano -que dirÃa un propio-, tampoco se quedó calvo pensando! Cualquiera que vea el caminar de la perrita sabe que esto pinta realmente feo. Lo más inquietante de este caso, sin embargo, es escuchar que el director de la banda admite que desafina.
Si uno se para a pensarlo, el presidente tiene más razón que un santo. !Si lo sabrá él que tiene todos los datos! En Canarias parece que lo único que funciona es el turismo, entre otras cosas por el gafe que tiene la competencia, que no sale de una revolución para entrar en otra. Puestos a ver momias, los alemanes prefieren las nuestras, en las playas del Sur, que tienen menos peligro que las egipcias. Si no fuera porque casi todo el sector está en manos de empresas de fuera de las Islas, tendrÃamos el negocio perfecto. La agricultura está más atascada que la entrada a Santa Cruz en hora punta. A la industria la seguimos esperando. El comercio está de fin de semana, cerrando por vacaciones. Todo esto es un tinglado que sólo se ha podido mantener como ciertos cultivos, con abundante abono.
Ya los Reyes Católicos se dieron cuenta de que habÃa que ofrecer incentivos para mandar a vivir a gente europea allà a donde el diablo perdió los calzones (es decir aquÃ). En toda nuestra historia, Canarias siempre fue una cosa aparte en temas fiscales. Luego llegó la autonomÃa y el autogobierno y las administraciones empezaron a crecer como buganvillas. Y como esto se tiene que pagar de alguna manera, nos hicimos mucho más europeos y empezamos a pagar impuestos como está mandado. Y para que no se descuajeringara el chiringuito conseguimos que Bruselas y Madrid nos enchufaran a un goteo de subvenciones tan fantástico que hoy tenemos mejores carreteras, puertos y aeropuertos, sueldos bajos y una cesta de la compra de las más caras del paÃs.
Mariano Rajoy, ese señor desaparecido, ya ha anunciado a los suyos que se va a cerrar el grifo. Que hay que ahorrar para pagar los miles de millones que debemos apoquinar en 2012. Eso quiere decir que lo que vio Paulino en las tripas de la cabra es lo que vamos a recibir de Madrid el año que viene. Las tripas, obviamente, eran los intestinos.