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El bolchevismo > Alfonso González Jerez

   

José Manuel Soria regala cada día una perla. El objetivo último es diseñar y completar un collar sanitario para encasquetárselo al Gobierno de Canarias, esa turbamulta de zoquetes insignificantes que pierden elecciones. En el discurso que sostiene Soria desde hace meses ha aflorado su sentida vocación autoritaria y excluyente que fusiona el desprecio hacia la izquierda y el resentimiento hacia el nacionalismo instalado en el poder autonómico desde mediados de los años noventa y siempre apoyado, hasta anteayer, por el PP como diligente y sufrido socio minoritario. En el sustrato ideológico de la enfática palabrería de Soria, si los socialistas proyectan su bancarrota moral en la bancarrota del Estado, los nacionalistas son los usurpadores del espacio socioelectoral del centroderecha y hay que ir a por ellos. Por eso, obviamente, la única voz de Canarias, de Cáceres o de Tarfaya en Madrid será la del Partido Popular, y punto. Quien lo ponga en duda pone en duda la democracia, es decir, los resultados electorales, porque para Soria la democracia se reduce, por supuesto, a los resultados electorales, siempre que el PP haya sido el ganador de las elecciones. El líder de los conservadores canarios se adelanta así, igualmente, a cualquier estrategia de enfrentamiento del Gobierno de Paulino Rivero frente al futuro equipo ministerial de Mariano Rajoy. El victimismo ultrajado se ve así precedido por una agresiva descalificación política, presupuestaria, administrativa que no tiene únicamente carácter preventivo, sino que prefigura una estrategia política. Así se entiende el anuncio de Soria de que el Gobierno mariano suprimirá las bonificaciones a las compañías aéreas, que hasta ahora pagaba AENA a través de un acuerdo entre el Gobierno regional y el Ministerio de Fomento. Soria ha tachado nada menos que de bolcheviques a unas bonificaciones que han estimulado, sin duda razonable, el crecimiento de la afluencia turística al Archipiélago en plena crisis económica. Canarias está atravesada y carcomida por prácticas bolcheviques. Impresionante. ¿Y las bonificaciones para el transporte interinsular de viajeros y mercancías no son también bolchevismo puro y duro? ¿No están acaso inspiradas en la bonificación que el Gobierno del Kaiser Guillermo II le hizo a Lenin para que pudiera llegar puntualmente a la estación de Finlandia y comenzar la revolución? Allá va Soria, el nuevo Doctor Zhivago sobre el trineo de la mayoría absoluta que ha cubierto España de nieve azul, denunciando el bolchevismo económico de las Islas y advirtiendo que será abolido en beneficio de la sana competencia, al menos, hasta acabar con coalicioneros, socialistones y demás ralea, que después, si Canarias no pierde cualquier futuro, ya se verá.