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EL HIERRO > CRISIS VOLCÁNICA

“El terremoto me despertó y oí un ruido tremendo de rocas cayendo”

   

VICENTE PÉREZ | EL PINAR

El mayor terremoto ocurrido en El Hierro desde que en julio se reactivara el magma, con 4.6 grados y una intensidad de entre IV y V ha provocado desprendimientos en el Golfo, unos en la carretera de la cumbre, que ya han sido retirados, y otros en el acantilado conocido como El Risco, el imponente murallón natural situado a la salida del túnel de Los Roquillos, que de todas formas se halla cerrado por esta actividad sísmica, aunque no se tiene constancia de que las piedras caídas hayan llegado a la carretera.

“Yo estaba durmiendo ya a esa hora, sobre las 12.20, pero la sacudida fue tremenda, y me despertó; se movieron todos los muebles y las ventanas, y luego escuché cómo caían rocas por El Risco, haciendo un ruido tremendo”. Es el testimonio de Eugenia, vecina de Los Mocanes, en Frontera, quien no pudo precisar el punto exacto de caída de las rocas, debido a que el suceso ocurrió de madrugada.

Tanto el Cabildo de El Hierro como el Ayuntamiento de Frontera han confirmado que los desprendimientos en la carretera de la cumbre fueron de poca importancia y se retiraron de madrugada, poco después de ocurrido el seísmo.

El movimiento telúrico fue sentido en toda la Isla, pero especialmente en Frontera y El Pinar, donde incluso las personas que se encontraban de pie y en tierra firme pudieron comprobar cómo el suelo se movía con inusual fuerza durante uno o dos segundos tiempo ,suficiente para provocar pánico en algunas personas.

También se sintió en la capital insular, Valverde, incluso en zonas donde hasta ahora no se habían percibido muchos temblores, como en Tamaduste.

El terremoto fue sentido anoche por los enviados especiales de DIARIO DE AVISOS en El Pinar, que en la mañana de este viernes han percibido varios movimientos de tierra muy suaves en la segunda planta de una vivienda.

Los científicos siguen con máxima atención los seísmos en El Golfo, cerca de la costa, y manejan la hipótesis de una posible erupción preferentemente submarina, en una zona donde las profundidades son muy grandes incluso a muy poca distancia del litoral. Precisamente hoy el buque oceanográfico Ramón Margalef hará sondeos en esta parte de la isla para observar qué ocurre en estos abisales fondos marinos.