la columna > por Manuel Iglesias

La idea de “más de lo mismo, no” > Manuel Iglesias

Comenzó oficialmente la campaña electoral para la consulta del día 20, pero la percepción ciudadana es que se trata de un mero enunciado sin más relevancia, porque de verdadera campaña llevamos ya no meses, sino años, en los que la pugna de las ideas y la confrontación pública de las palabras ha sido la tónica del ambiente.

La diferencia es que ahora se pegan unos carteles y los candidatos se hacen más visibles, pero dicen los expertos que estas alturas la mayoría de los votantes ya tiene decidido a quien va a favorecer su sufragio en unas elecciones que aparenta más marcada por lo que no se desea, que por lo que se quiere. Y los datos de la encuesta del CIS así parece que lo reflejan.

Al PSOE le perjudica claramente una sensación amplia en el ambiente que se expresa en la frase de “más de lo mismo, no”. Mucha gente ansía un cambio no sólo de las caras y de las políticas por sí mismas, sino también porque el cambio le llegue también a ellos, a los que ya dudan incluso de su presente y los han quedado sin perspectiva clara de futuro o este se observa con un contenido muy incierto. Y así crece el más de lo mismo, no.

Hay un porcentaje de votantes socialistas que forman el núcleo duro que sostiene su suelo electoral, basado en aquellos que siempre se han pronunciado de esa manera y hacen un ejercicio de lealtad en estas horas bajas. Y otros que son consecuentes con su desacuerdo con las propuestas del PP y lo demuestran llevando su voto al PSOE, pero en general no se percibe una ilusión por la propuesta socialista, ni se desarrolla un ambiente de confianza en la victoria, que es muy importante.
Lo de la plataforma de organizaciones y personalidades de la cultura y del espectáculo en apoyo de Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido significativo, en esa falta de ánimo, que aparece en su mismo nombre. La han bautizado como Ojalá, una palabra que deriva del árabe con el significado de “si Dios quiere” y que contiene esa duda de estar en manos de la voluntad divina, más que en la capacidad propia para lograr lo que se desea.

Además de lo curioso que resulta que algunos de los firmantes del documento de apoyo, que son declaradamente ateos, proclamen poner su esperanza en un “si Dios quiere” la marcha de las cosas, no transmite una imagen de solidez respecto a las posibilidades y tiene un aire de ansiosa “peregrinación a Lourdes” en busca de lo inesperado.

Que a estas alturas los intelectuales afines al PSOE piensen que esto sólo se salva por un milagro, por un ¡ojalá!, es la más exacta expresión de la situación que se vive entre ellos. Pero ¿quién sabe?, los milagros precisamente lo son porque se salen de lo ordinario y esperado para proporcionar algo sorprendente y maravilloso. Al fin y al cabo, se trata en la intervención de un Todopoderoso, que, por lo que se ve, es el único capaz de arreglar esto.