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Madres y trabajo > Verónica Martín

   

La condición de mujer, madre y trabajadora no debería ser objeto de debate. Muchas veces, la única explicación a ciertas maneras de tratarnos, a ciertos retos laborales, a ciertas miradas indiscretas y a ciertas sornas a la espalda (y a la cara, no sé qué es peor) es una única razón: somos mujeres. Da mucha rabia que en pleno noviembre de 2011 aún haya que escribir o analizar estas historias y que seamos objeto de discriminaciones orquestadas o heredadas.

Da mucha rabia que tengamos que repetir los tópicos de que a las mujeres se nos exige más que a los hombres (¿o nos exigimos más nosotras?), que las mujeres cobramos menos, que tenemos puestos inferiores realizando las mismas labores y un largo etcétera que son realidades constatables en estudios científicos.

Las mujeres ya trabajamos igual que los hombres. Hay mujeres astronautas, químicas, matemáticas, guardias civiles, peluqueras y todas las profesiones del mundo. El reto está en llevar la diferencia evidente, y estudiada, entre géneros a las formas de afrontar estas vidas laborales. Ahora, el problema está en que las mujeres tenemos una circunstancia biológica que nos distingue y diferencia: la maternidad. Estar embarazada y dar a luz no es estar enferma pero, sin duda, es lo más parecido a una enfermedad que conozco. Hay que cuidarse, respetar los descansos, no beber, no fumar, alimentarse bien… porque es una responsabilidad con el bebé que se está formando en tu interior.

Lo mismo ocurre con los primeros meses de un bebé. El acompañamiento de la madre genera sustancias químicas que el bebé necesitará para crecer. También está estudiado.

Que Soraya Sáenz de Santamaría deje a su bebé de días para organizar un gobierno no es un buen ejemplo igual que no lo fue la ministra de Defensa, Carme Chacón, viajando a a Afganistán con siete meses de embarazo. El derecho de sus hijos está siendo vulnerado y son un muy mal ejemplo para una sociedad que busca la evolución. ¿O es que sus puestos son tan imprescindibles como para vulnerar el derecho de sus hijos? Para la tienda de la esquina un cambio de temporada es tan importante como un cambio de gobierno para el PP, ¿nos pedirán a todas que dejemos a nuestros bebés en casa ahora? El verdadero ejemplo fue el de un hombre: David Cameron, primer ministro británico, que se cogió sus días de paternidad. Las mujeres no tenemos que reproducir los vetustos esquemas desfasados. Ya está bien.