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En posiciones de dirección, todo el mundo ha realizado uno o mil cursos de negociación. Es como el inglés, todos lo estudiamos y casi nadie lo habla decentemente. Será cuestión de carácter. Con el inglés, es un tema de vergüenza, en la negociación puede que también. De hecho, siempre se comenta que los anglosajones no se cortan al establecer una postura de salida agresiva. En cambio, los latinos somos más comedidos. Mucho curso, pero pocas veces o ninguna se habla sobre las diferencias en la negociación intersexos. Por favor que nadie empiece con el tema del sexismo, machismo… Esto es pura evolución natural. Les indico algunas de las diferencias más notables que afectan al proceso negociador. Tiempos distintos.

Los hombres somos impacientes, todo lo queremos acabar ya, las mujeres, al contrario, les gusta tomarse su tiempo. Piense cada uno en el ejemplo que quiera. Emociones distintas. A los hombres nos motiva que nos necesiten, pero no necesitar. El mejor ejemplo es el cambio de humor, que invariablemente se produce en un hombre, cuando su pareja femenina, ante la evidencia de que se encuentra perdido, le dice aquello de ¿y por qué no preguntas?

A la mujer en cambio le motiva el sentimiento que genera y obtiene: ternura, cariño, amor. A veces cuesta creerlo. Discurso distinto. He oído definir la forma de hablar de la mujer como espiral. Es esa manera de llegar al centro de la cuestión, mediante un amplio rodeo, tipo cadena ADN. El hombre es directo, va al grano. Este aspecto, además de entorpecer cualquier negociación, es causa universal de conflicto. Como somos directos y rápidos nos sobrepasa una exposición calmada y en espiral.

Focos de atención. Las mujeres pueden realizar hasta 10 tareas a un mismo tiempo, con éxito. Lo pueden corroborar cada día observando a una mujer al volante en un semáforo. Conduce, habla, se retoca el rímel, saluda por la ventana, mira por el retrovisor a los niños…

Nosotros somos monotarea, lo máximo dos cosas a un tiempo, siempre que una de ellas sea mecánica simple. Imaginen la negociación, nosotros, punto a punto, ellas varios temas a un tiempo. Nivel de acabado. Detallistas versus descuidados. A nosotros siempre nos quedan flecos en la negociación, además nos aburre tratarlos una vez hemos alcanzado el acuerdo general. Ellas, en cambio, no acaban hasta que ha quedado perfecto. Los que no creemos en la cienciología y somos más de Darwin lo vemos nítido, somos casi monos y de la caza y del cuidado de la prole provienen nuestras conductas.

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