X
el dardo> Leopoldo Fernández

Soria se explica > Leopoldo Fernández

   

Como cabeza visible del PP en Canarias, triunfador indiscutible en las pasadas elecciones generales aquí y allí, José Manuel Soria ha hablado estos días en distintos medios de comunicación, donde con notable agudeza y cierta humildad, pero también con un pelín de autobombo y un escarnio en declive, desgrana algunos planes de futuro y echa su cuarto a espadas acerca de lo que puede convenir o no a las Islas. Da la impresión de que su tono es más solemne y templado que de costumbre, no sé si por su condición de ministrable o porque el paso a la política nacional le inspira nuevas y mayores responsabilidades.

En cualquier caso, algunas de sus afirmaciones me parecen atinadas, como cuando insiste en los recortes en la Administración y en que es preciso atajar el mayor problema del país, que es el paro, y reformar la legislación laboral para propiciar la creación de empleo.

No sé si hace bien en negar toda legitimidad al Plan Canarias cuando propugna en su lugar planes sectoriales (carreteras, educación, costas…) con la debida dotación presupuestaria, pero en todo caso el Ejecutivo regional debe tomarle la palabra cuando anuncia que Rajoy cumplirá con el mandato del REF a la hora de situar a Canarias en la media de inversión pública estatal dado el injustísimo desfase existente.

Se equivoca cuando afirma que el Cabildo tinerfeño ha renunciado al tren del Sur; lo que ha hecho en realidad es aplazar, hasta que mejore la coyuntura económica, algunos de los planes existentes, pero nada de renuncias o desistimientos a estas alturas.

No me parece justa su crítica a la elaboración de los presupuestos de la comunidad autónoma para 2012; no se trata de ningún brindis al sol sino de una aproximación realista a lo que razonablemente cabe esperar con arreglo a la información oficial disponible y las previsiones y obligaciones contraídas por los gobiernos central y regional, como sucede en otras comunidades.

De acuerdo con la revisión del REF en una línea liberalizadora, menos proteccionista y de desarrollo pleno de sus potencialidades; pero si no se logra, y pronto, la quinta libertad que tanto se ha reclamado en las Islas -y a cuyo amparo pueden llegar nuevos turistas de países emergentes-, no veo, por los efectos negativos que pueden tener sobre el turismo, cómo propugna la supresión, en un santiamén, de la rebaja de tasas aéreas que tanto beneficio aporta a Canarias.

Por lo demás, me reconforta su respeto al Gobierno canario y a su estabilidad, y su deseo de que las relaciones institucionales sean leales y discurran por los cauces establecidos, sin interferencias, discriminaciones ni batallitas partidarias. Así, sí; como antes, no.