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Teoría irracional en una liga vacía > Luis Padilla

   

El Tenerife disputa una competición interminable que, además, tiene escasa trascendencia en la valoración final del curso. O ninguna. Eso hace que, durante nueve meses, el debate se centre en aspectos accesorios mientras el objetivo vital, clasificarse para las eliminatorias de ascenso a Segunda División, pasa a un segundo plano. Y así será al menos hasta que corra riesgo el logro de esa meta prioritaria para este equipo.

UNA COMPETICIÓN INÚTIL. El actual campeonato de Segunda División B es para el Tenerife como la fase previa de la Champions League para Barcelona y Real Madrid: un trámite en espera de que empiece la verdadera competición. Un objetivo que, complicado o no, se considera superado. Y en el que poco importa la posición final que se ocupe, las victorias que se logren o los goles que se marquen. Una formalidad que no merecerá excesivos elogios aunque se supere con un fútbol excelente, pero que podría generar críticas si los resultados no vienen acompañados de buen juego. Es un terreno abonado para debatir hasta el infinito sobre temas secundarios… e irresolubles. Por ejemplo, la escasa presencia de jugadores canteranos en la plantilla, un asunto que debió ser básico hace meses pero que ahora no tiene solución. Ni la tendrá hasta el próximo verano. Y sobre el que, eso sí, se puede hablar hasta el infinito. Incluso, siendo conscientes de que los números nos recuerdan que es una polémica artificial: en 14 jornadas, Calderón ha utilizado a ocho canteranos, que se han repartido 2.764 minutos en 45 apariciones. Podrían ser más, sí, pero no puede decirse, sin faltar a la verdad, que se haya marginado a la cantera.

UNA TEORÍA DESCABELLADA. Así, mientras el Tenerife no corra peligro de quedarse sin el objetivo final, la disputa de las eliminatorias de ascenso, el terreno seguirá abonado para hablar de la cantera, del mal juego, de la necesidad de fichar un delantero, de los silencios (y los errores) del presidente, de la conveniencia de cambiar al entrenador o del sexo de los ángeles. Y así, durante meses y meses. Por eso me animo a lanzar una teoría matemáticamente descabellada: “Al CD Tenerife no le interesa ser campeón de grupo y le vendría mejor clasificarse para las eliminatorias de ascenso siendo segundo, tercero o cuarto”. De acuerdo, las matemáticas nos dicen que los campeones tiene un 62,5% de opciones de ascender y el resto sólo un 12,5%… pero la historia nos recuerda que al Tenerife siempre le ha venido mejor jugar a vida o muerte, sin margen de error. Y que cuando actúa con red, bajo el lema “si perdemos no pasa nada porque hay otra oportunidad”, se estrella sin remedio. A lo largo de su historia, cinco veces ha tenido que jugarse un curso completo en una eliminatoria de promoción. Y las cinco veces salió adelante. Por eso, el Tenerife no debería temer la disputa de una eliminatoria a vida o muerte. O de dos. O de tres.