Parte de la familia Motesdeoca, con el queso de pimentón ganador, en las instalaciones de su empresa. | NICOLÁS DORTA
NICOLÁS DORTA | Adeje
Las 1.200 cabras que viven en la Quesería Montesdeoca producen uno de los mejores quesos del mundo, recubierto de una fina capa de pimentón. Es la segunda vez, y consecutiva, que esta empresa familiar, de orígenes palmeros asentada hace 17 años en Adeje, consigue la medalla de bronce en el World Cheese Awards, esta vez en la celebrada en Birminghan (Reino Unido), tras el éxito del semicurado ahumado. Leoncio Montesdeoca y su mujer, Ángeles García, junto a sus hijos, Alberto y Daniel, están satisfechos de “competir” a nivel mundial con un producto hecho de manera artesanal, que no tiene otro secreto que el cuidado diario del ganado y del queso, repartido en mercados y supermercados de Tenerife.
“De momento no nos hemos planteado exportarlo ni ampliar su distribución”, indica Alberto, que acudió con su familia a Reino Unido con la esperanza de revalidar esta medalla.
La Quesería Montesdeoca obtuvo el premio entre 2.500 quesos degustados por 200 jurados, procedentes de Francia, Italia, Alemania, Holanda, Reino Unido, Australia, Sudáfrica, México o Estados Unidos. El sabor, el aroma y la textura parecen haber marcado la diferencia con sus duros competidores.
Intensa jornada
El ordeño diario requiere jornadas intensas; dedicarse exclusivamente a elaborar el queso. Desde las seis de la mañana comienza el proceso hasta las siete de la tarde. Las ordeñadoras automáticas llevan la leche a una bomba de vacío, de ahí pasa a unos tanques que la conservan a cuatro o cinco grados. Posteriormente se produce la pasteurización para mantener la salubridad de la leche a temperaturas de hasta 70 grados centígrados. Luego pasa a la cuba de cuajado, donde se le añade el cuajo. Así, se lleva el queso a los moldes y se corta. Al final, un poco de sal y a las cámaras de conservación. El queso está para que Daniel Montesdeoca lo reparta temprano con el furgón.
[apunte]
Mimar las cabras
wLeoncio Montesdeoca conoce a todas sus cabras. Ahora están en una de las épocas de parto, la otra es en verano. “Así la producción de queso no se pierde”, indica su hijo Alberto. Las cabras son animales inteligentes, asegura Leoncio, y “si se crían cerca de uno, te siguen para que les des de comer”, matiza.
En Tijoco Alto, Leoncio parece felíz rodeado de animales: cabras, palomas y pastores garafianos. No se plantea vivir de otra manera.
“Vamos a ver si el año que viene ganamos algo de nuevo”, comenta. En la etiqueta del producto figura este premio mundial.
[/apunte]