EFE | Pamplona
El geólogo de la Universidad de Navarra Antonio Aretxabala ha subrayado que en España no existe consciencia de vivir en un paÃs sÃsmico y de hecho, cuando ocurrió el terremoto de Lorca, “la gente salió corriendo de los edificios, en lugar de quedarse a cubierto”.
No obstante, ha reconocido que estos dÃas se ha comenzado a percibir un cambio: “Los niños de El Hierro están recibiendo formación sobre cómo comportarse ante un terremoto, del mismo modo que se hace en paÃses con alta actividad sÃsmica como Japón, Colombia o Estados Unidos”.
Asà lo ha indicado Antonio Aretxabala con motivo de su conferencia “España, un paÃs sÃsmico: consecuencias arquitectónicas de los últimos terremotos”, pronunciada en el Planetario de Pamplona, dentro de las Semanas de la Ciencia, la Innovación y la TecnologÃa del campus.
Aretxabala, según la información facilitada por el centro académico en un comunicado, ha defendido la necesidad de profundizar en la investigación de diversos métodos complementarios para la predicción de seÃsmos, como la emisión de gases y la paleosismologÃa, que consiste en estudiar capas de sedimento para analizar perturbaciones por seÃsmos y detectar épocas con movimientos más fuertes.
Al respecto, ha señalado que en China se estudia también el comportamiento de los animales, ya que algunas especies detectan terremotos con mucha anticipación, como las vacas y los elefantes, mientras que los de compañÃa lo prevén unos minutos antes de que sucedan.
El experto, profesor del Laboratorio de Edificación de la Escuela de Arquitectura, ha subrayado igualmente que las experiencias recientes de terremotos, como el ocurrido el miércoles a 20 kilómetros de Van (TurquÃa), han demostrado que las normas de construcción sismorresistente “no salvan vidas por sà solas, ni mitigan los desastres”.
“Tienen que acompañarse de otras medidas como la planificación urbanÃstica y la pedagogÃa”, ha asegurado.
Como ejemplo, ha señalado que en Estambul, donde se espera un gran terremoto en los próximos 20 ó 30 años, ya se han comenzado a aplicar medidas preventivas al tratarse de “una megalópolis de 12 millones de habitantes en la que el 60 % de los edificios son vulnerables desde el punto de vista de la resistencia a los seÃsmos”.