Jugaron con fuego y se quemaron. Colocaron a Milagros Luis Brito al frente de la Dirección General de Deportes sabiendo que, políticamente hablando, iba a durar menos que un caramelo en la puerta de un colegio. Crisis, desde hace tiempo es igual a recortes y la transición entre la época de las vacas gordas del deporte canario a la desolación actual no la iba a ejecutar ella, sencillamente porque no interesaba, ¡políticamente claro! Como el calendario electoral no jugaba al compás del deportivo, federaciones y clubes elaboraron en la pretemporada presupuestos basados en promesas y, quién sabe si en mentiras, también políticamente consentidas. El secreto a voces se hizo público y el proyecto de Ley de los Presupuestos Generales de 2012, presentado en el Parlamento y con recortes que en algunos casos roza el 80%, pone la mano en el cuello, y en este caso ¡no políticamente! a nuestro deporte. En tiempos de bonanza, en lugar de comprar la caña y enseñar a pescar, se optó por llenar la mesa deportiva con el mejor marisco. Era lo fácil. Hoy, lamentablemente, se habla de la muerte del deporte en Canarias. Es el precio que deportistas y aficionados pagan cuando los ineptos mezclan política y deporte.