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¿Calderón dimisión? > Óscar Herrera

Llevo meses (4 desde que empezó esta temporada) analizando, opinando y criticando la trayectoria del Tenerife. Lo visto ayer en el Heliodoro no supone ninguna novedad para mí. El lamentable y desesperante partido del conjunto entrenado por Antonio Calderón no es sino una muestra más de la errática y calamitosa trayectoria de un equipo, que es tercero, pero que como siga por este camino, no lo será por mucho tiempo. Se decía esta semana que ahora venía un tramo de liga más benigno, que el calendario era propicio para sumar y seguir en lo alto de la clasificación. Nadie nos asegura ahora que el 8 de enero en Alcalá y una semana más tarde en Vecindario, el Tenerife sacará adelante esos partidos. Ahora todo es una incógnita. Hoy no voy a criticar a Calderón, llevo tiempo haciéndolo y lamentablemente, cada semana se afana en demostrar que no me equivoco. Tampoco voy a criticar al director deportivo del club, que fue el que contrató al entrenador y el que armó esta plantilla. Ni siquiera me voy a detener unas palabras en el presidente, que de pavo real ha pasado a avestruz y sigue con la cabeza metida en un agujero. No voy tampoco hoy, aunque me lo pide el cuerpo, a contestar a un compañero al que creía amigo, que me ha decepcionado en lo personal y que se confunde con este que escribe, y que me conoce hace 20 años, aunque se le haya olvidado. Ya se lo diré a la cara, aunque no merece la pena. Nunca me ha gustado utilizar los medios en los que trabajo para guerrear con compañeros de profesión. Reconozco que hay una parte de los lectores y oyentes que se lo pasan pipa viendo como nos criticamos, pero ese no es mi estilo, y no voy a cambiarlo ahora. Este es un espacio para opinar del Tenerife.

Y que en tres meses hayamos pasado de 11.000 espectadores a 6.400 en el estadio es el signo más evidente de lo que se está haciendo mal en este Club Deportivo Tenerife. Y no me valen excusas del partido del Barcelona, o de las compras navideñas. La afición sigue desertando porque esto es insufrible. Cada partido del Tenerife es una tortura que cada vez menos seguidores quieren padecer. Y eso es una muestra más de la descomposición de la entidad blanquiazul.

Pero aquí no pasa nada. Ahora se pide la cabeza de Calderón, y se nos dará. Así funciona el Tenerife. El Tenerife del siglo XXI, el Tenerife en el que criticar está mal visto porque otros llegaron primero, y eso no se puede permitir, ¿verdad Robin Hood?

Sigan bailando.