SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife
La familia Trapp se hospeda hasta el lunes en el Auditorio de Tenerife Adán Martín. Sonrisas y lágrimas, el musical de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein, se instaló esta semana en el recinto capitalino, en el estreno nacional de un montaje dirigido por Jaime Azpilicueta. Con Carlos J. Benito, actor y cantante que pone cara y voz al padre de la familia, el capitán Von Trapp, conversó DIARIO DE AVISOS.
-¿De qué manera se vive desde el escenario el estreno?
“De forma muy expectante. Estás todo el rato aguardando la respuesta del público, algo que nunca podrás saber con antelación. El martes (27 de diciembre) vivimos una función maravillosa. La historia de este clásico ya te mete la emoción en el cuerpo y, luego, cuando compruebas la acogida del público, pues imagínate: algo muy hermoso”.
-Usted cuenta con experiencia en el género del musical. Desde esa perspectiva, ¿cuáles son las características que distinguen al montaje en el que ahora participa?
“Partes de la base de que es un musical clásico, y eso ya lo hace figurar en una categoría distinta, que tiene que ver con la plasmación de un personaje, pero también con la forma de cantar e interpretar las canciones. Llevo varios años haciendo musicales pop, por lo que participar ahora en Sonrisas y lágrimas es un salto muy importante. Interpretar al capitán Von Trapp requiere un cambio de registro muy diferente a lo que he hecho hasta ahora”.
-¿Y cómo ha sido ese proceso para dar vida al capitán Von Trapp?
“La dirección de Jaime Azpilicueta facilita mucho las cosas. Tiene muy claro lo que quiere y conoce al dedillo la obra, los textos, las canciones. Esa seguridad se transmite a todo el equipo. Pero también es cierto que han sido meses de duro trabajo, de un arduo proceso de ensayos que al final nos permitió lograr lo que buscábamos: montar un musical a la altura de lo realizado en cualquier otra parte del mundo”.
-¿Qué le resulta más complejo, la parte interpretativa o la esencialmente musical?
“Depende siempre de cada personaje. En este caso ha sido mucho más complicada, por la cantidad de matices que posee, la parte interpretativa: Von Trapp tiene mucho peso para un autor. En otras ocasiones, sin embargo, prima lo musical. Cuando hacía Hoy no me puedo levantar, mi papel, el de Mario, cantaba 25 temas y requería un gran esfuerzo vocal”.
-¿Hay cabida para que un personaje se desarrolle, evolucione, a medida que transcurren las funciones?
“El teatro está vivo. Cada puesta en escena es más o menos dinámica en función del público. Es un feedback donde interactúas indirectamente con la gente que te viene a ver. Los personajes crecen conforme las funciones se celebran. Nunca verás una exactamente igual a otra”.
-¿Cómo lleva lo de participar en un proyecto de largo recorrido ? ¿Qué es lo mejor y lo peor?
“No sé si es por suerte o por desgracia, pero ya estoy acostumbrado a hacer giras tan extensas. Lo peor es, evidentemente, estar lejos de tu familia, tus amigos, tu pareja. Y lo bueno es que la gente de todas las ciudades de España puedan tener acceso a disfrutar de primera mano de espectáculo como éste: con el elenco, la escenografía original… Ésa es sin duda la parte que más me gusta, que todos puedan participar de este espectáculo”.
-El musical vive sin un gran momento. ¿Dónde reside la aceptación que recibe del público esta modalidad escénica?
“La gente desea evadirse de la cantidad de problemas e historias que tienen, que nos cuentan. Y el musical es una buena opción. Creo que el éxito radica precisamente en eso. El momento que atravesamos no es especialmente boyante, pero la gente viene al teatro. El Auditorio de Tenerife se llena todos los días. La gente necesita pasárselo bien y acude a los espectáculos siempre que sean de calidad, porque el público no es tonto. Por eso creo que se vienen a Sonrisas y lágrimas, porque es un espectáculo con un despliegue técnico y artístico inmejorable. Y el boca a boca hace el resto”.