DOMINGO NEGRÍN | SANTA CRUZ DE TENERIFE
El artista libanés de familia armenia Ara Malikian ha iniciado en Canarias la gira mundial del clásico Caprichos para violín y cuerpo, un espectáculo que combina la música de Niccolo Paganini con la danza de Marisol Rozo.
-¿Ara qué?
“Malikian”.
-¿Y después?
“Violinista”.
-¿Por capricho?
“Jejejeje… Paganini revolucionó la técnica del violín con sus 24 caprichos, uno de los cuales es la risa. Nosotros incorporamos un cuerpo de danza con cinco bailarines para ponerle movimiento a la música. Quizá sea audacia”.
-¿Cómo consiguen que el público no se duerma?
“Estando despiertos. Para nosotros, lo fundamental siempre es el público. Si no lo cuidamos, es mejor que no toquemos. Lo más importante es la interacción, que haya una ida y vuelta de energía, de sensaciones, que el público se conjunte con los artistas. Eso es para mí la esencia”.
-Me desconcierta el título…
“Esta es una obra compuesta solo para violín e intentamos llegar al público con la música, pero también a través de la danza y del movimiento”.
-¿Le entregaría un violín a un espectador para que contribuyera al espectáculo?
“Eso sería maravilloso”.
-¿Cuál es el mensaje que transmite este instrumento?
“No hay ningún mensaje en particular. La música nos llega a cada uno de una manera. A cada uno le sugiere algo”.
-A veces, cuando escucho música, acabo sonado.
“Lo más bonito es que te diga algo”.
-Pongo el volumen tan alto que ni me entero.
“¿Cómo dices?”.
-¡Nada! El lenguaje del cuerpo es universal, pero hay dialectos…
“Por supuesto, igual que la música, que el humor, que el amor, igual que todo. Lo interesante es que por todas partes nos comprendan”.
-¿Qué?
“Eso”.
-Hay que tener cuidado, porque un gesto inocente en un sitio es una grosería en otro…
“Siempre que se haga con respeto nos entenderemos bien”.
-¿La música ayuda a salir del laberinto en el que estamos metidos?
“En cualquier época, en momentos de crisis o de prosperidad, la gente va a necesitar música. El arte convive con las calamidades”.
-¿Qué melodía acompaña a la crisis?
“La música está por encima de las situaciones políticas o económicas. Más bien, define estados de ánimo, tristeza o felicidad, y también la belleza. Por eso gusta ir al teatro, al cine, a un concierto… Esas distracciones hacen soñar, pensar en otras cosas”.
-¿El arte endulza la amargura?
“Desde luego”.
-¿Ha notado que alguien entra con la cabeza gacha y sale lleno de alegría?
“Eso es lo que pretendemos. Nos proponemos que esa hora y media de representación se convierta en un rato agradable para el público”.
-Marisol Rozo sube al escenario su experiencia literaria. Su actuación no es un cuento, ¿verdad?
“La literatura está relacionada con la música, con la pintura, con la danza. Existe un vínculo conductor”.
-¿Dirigiría un concierto de teléfonos móviles?
“Nunca lo he hecho y no es algo que esté en mis planes. Tampoco hay que enfadarse cuando un teléfono interrumpe una actuación. Pasa y ya está [casualmente, suena el móvil del entrevistador]”.