SANTIAGO TOSTE | Santa Cruz de Tenerife
Actor, director teatral y dramaturgo, el costarricense Juan Madrigal es, sobre todas las cosas, un cuentero. Un narrador de historias que regresa este año al Festival Internacional del Cuento de Los Silos, “con la guitarra al hombro recogiendo historias del aire, de los árboles, de la gente”. La música y el humor desempeñan un papel muy importante en su puesta en escena, pues, como detalla a DIARIO DE AVISOS, le sirven para llevar de la mano por sus historias a quienes lo escuchan.
-¿Responde de la misma manera a sus relatos el público de los lugares que va visitando?
“Ésa era una de las mayores preocupaciones que tenía al principio, cuando comencé a viajar con mis cuentos. Pero pronto me di cuenta de que todos hablamos el mismo idioma, de que todos tenemos esa misma sensación literaria que no es fácil de explicar cuando alguien se dispone a contarte una historia”.
-¿Y a qué cree que se debe el que aún nos maravillemos cuando nos cuentan una buena historia?
“Eso responde a que nosotros, los cuenteros, como decimos allá, en América, nos esforzamos para dar la oportunidad a nuestro auditorio de crear su propio imaginario. Y eso se consigue en función de las palabras que decimos, de los gestos que hacemos… Para que la gente construya su propia escenografía, su propia ilusión”.
-¿Cuál es el secreto para mantener la atención de espectador en torno a ese relato?
“Lo más importante como cuentero es que realmente estés enamorado de la historia que quieres desarrollar. Si empiezas por ahí, ya tienes el primer paso dado. Y eso, sobre todo, es lo que te permite lograr que la gente crea en lo que le estás diciendo. Porque no se trata de contar mentiras, sino de hacer que la más grandiosa fantasía se convierta en verdad justo mientras la estás narrando”.
-¿De qué manera las historias que usted cuenta evolucionan, cambian, se transforman?
“Sí, están en permanente cambio según pasa el tiempo y los públicos. Quiero creer que este es un arte dinámico, que nunca se está quieto. Las historias siempre se están desarrollando y creciendo. Son muy juguetonas. Como casi todo lo que nos ilusiona, van viviendo una vida propia. Y aquí son muy importantes las pausas, los silencios, las palabras que vas escogiendo en cada oportunidad”.
-La música y el humor son parte de su espectáculo. ¿De qué manera le acompañan la una y el otro?
“La música y el humor me ayudan a llevar a la gente de la mano. La idea es que, al mezclar música, poesía, cuentos y humor, todo eso se confabule para crear un espectáculo que, al final, más que con una carcajada, busca que el público salga con una sonrisa”.
-No es la primavera vez que acude a Los Silos. ¿Cómo describiría lo que vive en este festival?
“Sí, es la segunda vez que vengo. Cuando me encontré de nuevo con esta plaza (La Luz) me sentí como si regresara a casa. Es una sensación muy bonita porque además no sólo se trata del lugar como tal, sino también de la gente. Siempre pienso que estamos en un cruce de caminos y ahí nos vamos encontrando las personas. Y luego, por más que te tengas que ir, te llevas muchas experiencias enriquecedoras”.