NORBERTO CHIJEB | El Rosario
Radazul está cambiando. Las nuevas playas le están dando vida a una zona que hasta hace un año prácticamente era territorio de los vecinos, de los socios del club náutico y de aquellos que tienen su barco en el puerto deportivo. Céfora Castellanos lleva casi cinco años trabajando en su peluquería del centro comercial, y es una buena referencia para tomarle el pulso al barrio. Reconoce que “las mañanas son tranquilas”, pero por las tardes “hay mucho bullicio en el centro comercial, que ha crecido mucho, tanto que ya están todos los locales comerciales ocupados”. Ella está encantada con sus clientas, que “son casi como amigas”, afirma, y de las conversaciones saca que “casi todas están muy contentas con las mejoras que se han hecho en la zona, sobre todo a raíz de la inauguración de las playas”, aunque muchas “se quejan de la falta de aparcamientos”.
Céfora reconoce que la crisis se nota algo, pero “aunque hay meses un poco flojos, la peluquería marcha bien”, sobre todo los miércoles, que “tengo precio especial y no doy abasto”, si bien señala que “en verano se suelen arreglar los lunes o martes para estar bien el resto de los días y aprovechar los fines de semana para ir a la playa”.
Horarios de guaguas
Rita R. Barreto es propietaria de una de las terrazas, del mismo nombre, en el puerto deportivo de Radazul, con unos precios más que asequibles y una comida italo-canaria, excelente. Reconoce que en los cuatro años que lleva con el negocio ha sentido la crisis, pero “la nueva playa ha dado más movimiento a la zona”, incidiendo como casi todos en “la falta de aparcamientos”, si bien reconoce que los precios del párking del muelle “son baratos”. Rita también reclamó para Radazul Bajo un mejor servicio de guaguas, sobre todo por la noche, “porque la última es a las diez”, comentó mientras nos servía una exquisita fajita de atún.
María, otra vecina de la calle Oquendo, cerca del centro comercial en Radazul Bajo, se queja amargamente de los malos olores que se dan en la playa del parque marítimo, “sobre todo la que está más al sur, mirando hacia Tabaiba”, nos explica. “No sé -dice- si realmente ya han arreglado o no el emisario, pero las veces que he ido por esa zona el olor es insoportable”, explica.
La vecina también se queja de la presencia de perros en el parque Isidro González, “cuando reza un cartel que su presencia está prohibida”. Según María, “por la tarde, después de las seis, es casi imposible estar allí con los niños, porque los dueños de los animales ni siquiera recogen los excrementos”, afirma con énfasis.
Los vecinos, en general, reconocen que se han mejorado las infraestructuras en los últimos años, pero todavía echan en falta una mejor conexión a la entrada y salida de Radazul a la autopista y apuntar aún más algunas traseras de edificios para evitar los habituales cortes de agua.