INMA MARTOS | Santa Cruz de Tenerife
Incluso aunque le tocara la lotería, el 22 de diciembre sería uno de los días más tristes para José Antonio Núñez, quien ha sido secretario de Fitapa durante los últimos 26 años. Aunque acata su destino, no quiere jubilarse y menos de la forma en que se ha precipitado su cese.
-Ha estado casi 30 años en la Fitapa. ¿Cómo empezó?
“Empecé como padre de dos alumnos y presidente de la Asociación de Padres de Alumnos del colegio Mencey Acaymo de Güímar, en los años 80 Por entonces, sólo había 28 APA en Tenerife. Luego pasé a vicepresidente de la Fitapa, con Grete Moya, y finalmente me hicieron secretario, aunque mis hijos ya habían terminado sus estudios”.
-¿Cómo ha evolucionado a lo largo de los años la participación de los padres en la escuela?
“La familia y el centro deben formar parte de una cadena. Si uno de estos eslabones falla, la labor no se puede completar. Por eso, es fundamental la implicación. En ese sentido, me he dado cuenta de que en los últimos años hay una dejación mayor de los padres en favor de las escuelas, aunque no es generalizado; en muchos casos, cuesta contactar con los padres y que éstos entiendan que su papel es fundamental”.
-¿Un colegio con una buena AMPA es un mejor colegio?
“Rotundamente, sí. Significa que son padres mucho más preocupados por la educación de sus hijos y, en consecuencia, niños mucho mejor atendidos. Si el centro tiene una asociación que funciona, repercute incluso en la evaluación de los alumnos. Por eso, yo en los cursos que doy a las asociaciones de padres de toda la Isla, siempre dedico unos minutos a redundar sobre la importancia de la participación”.
-En su trayectoria como asociacionista, ¿qué anécdota recuerda con más claridad?
“En los años 80, la primera huelga de profesores en la que participé, en la que me encerré en el colegio de mis hijos para pedir que nos dejaran intervenir más en las decisiones que afectaban a la educación. Hoy los padres tienen voz y voto”.
-¿Y su recuerdo más amargo?
“Sin duda, mi jubilación. Tengo una espinita clavada con el actual consejero de Educación, José Miguel Pérez, porque lo primero que hizo cuando entró en la Consejería de Educación fue eliminar la subvención de la Fitapa. Por eso, la mía es una jubilación forzada; yo habría seguido, pero no hay financiación. Aunque me alegro de que haya mantenido las subvenciones a las APA”.
-¿Qué pasará ahora con la federación de asociaciones?
“La voluntad de la junta directiva es seguir, y yo les he ofrecido mi colaboración, pero está claro que no podremos atender a las APA de la misma forma sin tener financiación. Quizá pecamos en su momento de conformarnos con la subvención, porque los 60.000 euros que nos daban eran suficientes para desarrollar nuestra labor. Habrá que pensar en otras formas de financiación”.
-¿Qué queda por conseguir?
“En la Fitapa se hace una labor continuada de atención a las asociaciones de padres de toda la Isla, que son 459 en estos momentos. No sólo se asesora a las APA, sino que al ser asociaciones en las que las juntas directivas cambian continuamente hay que realizar una labor de apoyo a cada una de ellas que es necesaria”.
-¿Cuál ha sido la época dorada de la Educación en Canarias?
“Hemos trabajado bien con todos, y sólo me llevo sólo una espinita, porque no me pensaba jubilar y mi junta directiva ha luchado para que no me fuera. Con todos los gobiernos se ha avanzado, en mayor o menor medida. Ahora se notará la falta de esa figura que sirva de intermediario entre la consejería y las asociaciones de padres”.