A casa por Navidad > Elba Navarro

No sé cuántos de ustedes estarán leyendo esto. Entiendo que estas fechas son para estar en familia o con amigos y no enfrente de un periódico viendo qué pasa en el mundo, porque, es obvio…, llegó la Navidad.

Está claro que el concepto de estas fiestas ha cambiado radicalmente y la religión ha dado paso al consumismo despiadado, más en este país(Estados Unidos de América), que se permitió el lujo de cambiar el uniforme al mismísimo Santa Claus (que para el que no lo sepa, antes de que Coca Cola lo decidiera…, era verde).

Pero, a pesar de los pesares, de las colas en los supermercados y de las prisas y compras de última hora e incluso de las diademas con luz de los chinos…, la Navidad tiene algo que engancha.

Puede ser por la música, las luces o la iconografía de estas fechas, pero la verdad es que son días especiales. Siempre me había imaginado cómo serían las Navidades en América, porque con todo el cine que me he tragado sobre el tema me esperaba lo mejor de lo mejor.

Sin embargo, he de reconocer que lo de vivir en Miami con 25 grados de media evita que la nieve deje una bonita estampa navideña en plena zona de South Beach.

Así que tengo que conformarme con algo parecido a lo que tenemos en Canarias. Pero la Navidad es importante por otros muchos motivos, sobre todo porque son fechas para hacer balance de todo un año o incluso de toda una vida, como es mi caso.

Familia… lejos de Canarias y de España. En la mesa se echan de menos muchas cosas que aquí no saben igual, o ni tan siquiera saben a nada; pero sobre todo… se echa de menos a la familia.

Sé que algunos de los que leen esto se encontrarán fuera de casa y entenderán lo que digo, algunos incluso con lágrimas en los ojos, como una servidora…, porque la realidad es que muchos, en contra de lo que diga el anuncio del turrón…, no volveremos a casa por Navidad.

Les extraño cada día más family, pero tranquilos que mi marido Daniel Lago me trata como a una princesita.
Felices fiestas a todos.