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Calderón: “Me levanto cada mañana y me digo que tengo que ser el mejor”

“Se nota que la gente está crispada. Es muy exigente, hay prisas y ganas de recuperar lo que se ha perdido”. / JAVIER GANIVET

MARTÍN TRAVIESO | Santa Cruz de Tenerife

Tranquilo, amigo de sus amigos, exigente consigo mismo, algo cómodo y aventurero. Así se define Antonio Calderón Burgos (Cádiz, 2 de junio de 1967), entrenador del Club Deportivo Tenerife. Probablemente el espíritu de superación del que hace gala le llevó a proponerle al club que le fichase para dirigir al equipo en la temporada más difícil de los últimos años. Tiene el encargo de devolver al equipo al fútbol profesional. No tiene margen de error. Tampoco excusas. Solo vale ascender. Calderón asumió el reto y las prisas. Su suerte será la de miles de aficionados.

-Fichó por el Tenerife a principios del mes de junio. El calendario ya marca que el fin de año está próximo. ¿Qué balance hace de los más de seis meses que lleva residiendo en la Isla?

“Estoy muy satisfecho y muy contento, ya que me han acogido muy bien desde el presidente hasta el último empleado. Se nota que este es un club que ha estado en la élite, ya que cuida todos los detalles. En lo deportivo también estoy satisfecho de mi estancia en el equipo, ya que se ha trabajado en circunstancias difíciles. Poco a poco nos hemos ido adaptando unos a otros. Los resultados están ahí”.

-Al principio quiso aislarse de la prensa, lo que le generó la fama de tímido o antipático.

“No es cuestión de timidez. Yo quería estar centrado en el trabajo. Conozco la grandeza y la dimensión del objetivo que tenemos por delante. No es un reto fácil, por lo que quería estar centrado. Luego llegó el momento ideal de presentarme en sociedad. El que no me conoce en las distancias cortas puede pensar que soy distante o antipático, pero nunca lo he sido con nadie”.

-¿Se imaginaba el club por dentro de la forma en el que se lo ha encontrado?

“Sabía de la grandeza y relevancia que tiene el Tenerife, pero no sabía cómo iba a estar el ambiente tras un descenso. Se nota que la gente está crispada, pero creo que vamos a lograr cambiar ese sentimiento”.

-¿Cómo nota esa crispación?

“Nadie se esperaba el descenso y la gente está muy exigente y tiene ganas de que el equipo esté ya en Segunda A. Hay prisas y ganas de recuperar lo que se ha perdido. Eso se nota en el ambiente”.

-Sin embargo, fue el consejo de administración, encabezado por Miguel Concepción, el que marcó muy claramente el objetivo de este año. ¿Eso pesa?

“No es que pese o sea responsabilidad. Yo sabía que venía a un club con esa responsabilidad, por lo que entiendo que nosotros tenemos que dejarnos la piel en el campo. Subir al equipo a Segunda División A no es una exigencia, pero sí que es una responsabilidad muy grande”.

-Muchas veces da la sensación de que está permanentemente cuestionado en su cargo. ¿Eso se puede llevar bien?

“Yo mismo me cuestiono cada día. No hace falta que me cuestione nadie. Sé las cosas que hago bien y las que hago mal. Uno mismo se da cuenta de los errores que comete y no hace falta que te los recuerde nadie. El problema está cuando cometes errores y no te das cuenta, ya que los repites posteriormente. Sé cuando he hecho las cosas bien, regular o mal. Desde ese punto, la exigencia me la pongo yo mismo. Mi trabajo también está en mirar cada día la sesión de entrenamiento con los jugadores y preguntarme las cosas que he hecho bien y en cuáles me he equivocado. Se dice que la experiencia es la mejor consejera, pero siempre llega tarde”.

-En el Tenerife, ¿cuáles son las cosas que ha hecho bien y en cuáles cree que ha fallado?

“Analizo cada días las decisiones que tomo. Por supuesto que me he equivocado en cosas que he hecho, pero creo que al equipo no se le puede pedir mucho más. Está consiguiendo los resultados que se buscaban, pero eso no quita que sean susceptibles de ser mejorados. Vamos pasando etapas, cometiendo errores y corrigiéndolos. Lo bueno es darse cuenta de ellos”.

-Fue usted el que llamó a la puerta del Tenerife para entrenarlo. ¿Le gustan las misiones imposibles?

“Yo llevo muchos años en el fútbol profesional, en clubes con mucha exigencia. No obstante, yo soy el primero en ponerme esa exigencia. Me levanto cada mañana y me digo que tengo que ser el mejor, que tengo que estar atento a todos los detalles. Esa es mi exigencia. Lo que digan gentes que no puedo controlar, intento que no me afecte a mí ni a las personas que trabajan conmigo y, a partir de ahí, tengo claro que las cosas se consiguen con mucho trabajo y constancia”.

-¿Opina que el entorno futbolístico que rodea al Tenerife es más crítico que en otros clubes que haya estado?

“En Cádiz hay un entorno muy parecido a este. Tal vez sea por la razón de que Tenerife era antiguamente un puerto en el que recalaban mucho gaditanos. Eso, al final, está en los genes. En Cádiz gusta, como aquí, proteger lo suyo, especialmente cuando las cosas no salen como uno desea. Siempre se acuerdan del que no está o de los de aquí. Luego, cuando vienen los de fuera, también se les exige muchísimo. Se le perdona más, pero como no esté a la altura, también se le exige mucho. Cádiz es muy parecido en esas cosas. Albacete y Huesca son diferentes”.

Durante una hora exacta, el entrenador del CD Tenerife se sometió a las cuestiones de cuatro periodistas de nuestra sección de Deportes. Juanse Sánchez, Luis de la Cruz, José Antonio Felipe y Máximo Martín-Travieso. / JAVIER GANIVET

-Ya que hace referencia al tema de la cantera. Ese es un asunto que aquí es objeto de debate permanente. ¿Le molesta que se diga que no cuenta con los canteranos?

“No me molesta, pero conozco lo que me traigo entre manos. Sé lo que es la cantera y lo que quiere la gente. De la cantera hablan cuatro, pero son cuatro que se hacen escuchar. Cuando el equipo gana, nadie se acuerda de la cantera; pero cuando el equipo pierde, todo el mundo se acuerda de ella. Esa es la realidad. No podemos dejarnos influenciar por esas cosas. Cuando he tenido que poner a algún canterano, lo he hecho sin ningún problema. Están en la plantilla y cuando opino que tienen que jugar, los pongo. La cantera es una cosa muy seria y no se puede hablar de la cantera a la ligera. No se puede decir que ahora que se ha bajado, se va a subir con la cantera”.

-¿Entonces la gente estaba engañada con la idea de que este año sería el de la cantera?

“Yo doy datos. El filial el año pasado tuvo problemas para clasificarse entre los cuatro primeros. Hay chavales muy válidos, porque los veo en los entrenamientos, pero deben tener un equipo que les sujete. Debuté en Primera División porque detrás tenía una plantilla de veteranos que me ayudó. Este equipo es nuevo y les cuesta más. Además, se les exige como si fuesen un futbolista hecho. Si Ayoze lo hace mal, Ayoze está crucificado”.

-¿Tiene que apretarle mucho a los jugadores?

“Lo bueno que tiene este vestuario es que está compuesto por gente que es muy consciente de la misión que tienen en la Isla. Ellos están por la labor y quieren. Además, nosotros estamos muy encima de ellos”.

-¿Cómo fueron sus inicios en los banquillos? ¿En quién se fijaba?

“Cuando estaba empezando me fijaba mucho en Camacho, que era el que más innovaba. Era muy exigente en el trabajo, pero además era muy novedoso. Es un hombre que se preocupa por hacer entrenamientos muy amenos y eso motiva a todo el mundo. Cuando era jugador era muy guasón y muy poco serio. La responsabilidad que tengo ahora me ha hecho más serio, aunque ahora estoy volviendo a ser como antes. Ya llevo nueve o diez años entrenando y ahora es cuando me veo suelto. La mayoría de entrenadores empiezan en la base o de segundo, pero mi caso no fue ese. Yo empecé de primer entrenador desde el minuto cero en un equipo en el que tenía que hacer los fichajes, controlar el presupuesto, etc. Eso me puso demasiado serio. Hasta mi mujer me dijo que estaba cambiando”.

-¿Lleva bien lo de vivir distante de su familia?

“Este es el primer año que me separo de mi familia. Cuando regresé de Escocia, estuve cuatro años en Cádiz, que es donde tengo mi casa. Después me apareció la oferta del Huesca, donde estuve dos temporadas. Era un destino seguro y por eso me llevé a mi familia. Cuando me fui a Albacete me pensé mucho lo de llevar a mi gente, pero como mi mujer era de Madrid y Albacete está cerca, pues me los llevé. Este es el primer año que me encuentro solo, pero no lo estoy llevando mal. He logrado que mi hijo tenga una estabilidad y además a él le encanta vivir en Cádiz, pero a cambio tengo que hacer encaje de bolillos para vernos. Se lleva de la mejor manera”.

-¿Cómo se define? ¿Qué le gusta?

“Sobretodo me gusta vivir la vida, trabajar para vivir y no vivir para trabajar. Intento aprovechar los días libres para conocer la Isla. La parte Norte me la conozco casi toda. Por el Sur he estado menos. Incluso ya he ido a una luchada en Tegueste. También me gusta caminar por Santa Cruz, pasear por sus calles. Eso me ayuda a desconectar un poco. La gente me para por la calle, ya que el Tenerife es una seña de identidad. La gente me trasmite cariño y ganas de que todo salga bien”.

– ¿Cómo define a los canarios?

“Noto bastante paralelismo entre los gaditanos y los chicharreros. Los dos tienen bastante sentido del humor. Creo que el canario en general es bastante tranquilo, desenfadado, pasional y muy educado, como me demuestran los chicos que vienen de la base. Los tinerfeños son muy educados”.

-¿Le gusta cómo está montado el fútbol actual?

“No. Hay una diferencia abismal. En Segunda B se podrían hacer las cosas un poquito mejor. La Segunda A pienso que tendría que tener dos grupos, ya que hay equipos poderosos que deberían estar ahí y no están por la propia competición. Y en Primera División hay una gran desigualdad. La Segunda es mucha más bonita por la competencia que existe entre los equipos”.

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Falta continuidad

Cada partido es una reválida para Antonio Calderón. El gaditano se examina en cada encuentro y en la Isla se vive un debate continuo acerca del juego del equipo. El técnico defiende su trabajo y asegura que al grupo le falta continuidad. “No pienso que tengamos una carencia de fútbol. Nuestro problema es que no tenemos continuidad. El equipo tiene momentos de buen juego, pero hay otros en los que pierde un poco el norte. Pedro Cordero está trabajando para que el equipo sea más sólido. La prioridad es un delantero, pero que sea una referencia. Tenemos dos buenos delanteros, pero nos falta otro más. No lo puedo negar, es una evidencia”, asegura el técnico.

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