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Cena de empresa > Enrique Areilza Molet

   

Vuelve la Navidad y con ella las cenas de empresa. Vamos a verlo desde dos puntos de vista: anfitrión e invitado. El anfitrión, más que nunca se lo piensa, ¿hacemos o no cena este año? Como todo con sus pros y contras. Si la compañía ha realizado o va a realizar un ERE no es coherente. Si estamos mal pero aguantamos el tirón, entonces no existe mejor oportunidad para conseguir mejoras en: comunicación, team building, orgullo de pertenencia, reconocimiento al esfuerzo, compromiso con la empresa, felicitación por los logros y ánimos para lo que viene. Dejar pasar la oportunidad de esta fecha o no esmerarse es, a nuestro juicio, un error. Por ello nuestra recomendación es aprovechar al máximo. No se engañen, la cena de empresa está más valorada de lo que la gente dice. Según Alta Gestión, 8 de cada 10 encuestados valora positivamente la cena de Navidad. Ahí lo tiene, regla de Paretto perfecta. Esfuércese, planteéselo como un ejercicio de Team building. Prepare su discurso, la temática, e incluso aplique cierta originalidad al evento.

El anfitrión se preocupa y ocupa de principio a fin, habla con todos, socializa y genera distintos grupos. Presenta a unos y otros según intereses, observa el devenir y actúa para que todo salga bien. Veamos la otra parte de la fiesta, el invitado. Dos tipologías. Los que van con objetivo laboral y los que van simplemente a participar y pasar un buen rato. Los primeros ven la cena como una jornada de networking en la que intentar mejorar posiciones, ascender, conseguir una mejora retributiva, etc. Su método incluye un target predefinido, una entrada corta aprendida, un pequeño speach e incluso un cierre de conversación o un sistema de continuidad. Para los otros, la mayoría, apuntamos una serie de reglas de oro: Vete y participa, poner alguna excusa y no acudir puede ser contraproducente. Piensa con empatía, cuando tú haces una fiesta, ¿cómo te quedas ante una excusa poco creíble? Agradece la invitación, principio de cortesía y esto no es excepción. Habla con todos, generas buen rollo y se percibe. Evita temas conflictivos, incluido el trabajo en sí mismo y sobre todo hablar de otras personas. Religión y política están fuera de lugar.

Divertido-a pero con control. El ambiente más distendido incita a la diversión, cuidado con las copas y las fotos. (Estudio Adecco EEUU: el 20 % reconoce haberse pasado bebiendo o hablando). Deja hablar a los demás y habla de tus hobbies, gustos, intereses…

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