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Desarticulada en Cataluña la facción de una confraternidad nigeriana por prostituir a mujeres que pasaban por Canarias

   

EUROPA PRESS | BARCELONA

Los Mossos d’Esquadra han detenido a 17 integrantes de la confraternidad nigeriana Supreme Eiye Confraternity, incluido su máximo cabecilla en España, por presuntamente obligar a prostituirse a una 50 de mujeres de su país en la zona de La Rambla de Barcelona, y que consiguieron un millón de euros en un año. Estas mujeres llegaban en patera a Canarias y, posteriormente, viajaban a Cataluña.

Las mujeres –dos de ellas menores de 16 y 17 años– eran traídas a España con falsas promesas de trabajo, la mayoría en patera hasta Algeciras, y las sometían a través del vudú y amenazas a sus familias en Nigeria para que les devolvieran entre 30.000 y 50.000 euros que supuestamente había costado el viaje.

La operación se ha desencadenado antes de lo previsto por que la red iba a obligar a abortar a una menor, utilizando técnicas “abruptas” y rudimentarias como brebajes, según ha explicado en rueda de prensa el inspector jefe del Área Central de Crimen Organizado, Quim Francès.

La investigación se inicio en mayo tras detectarse que un grupo distribuía billetes de 50 euros falsos en el área metropolitana de Barcelona, que estaba fuertemente jerarquizado y descubrieron que todos los integrantes formaban parte de grupo violento llamado Supreme Eiye Confraternity, nacida a principios de los 90 en las universidades de Beni City (Nigeria) y que se fue expandiendo por toda Nigeria transformándose en un grupo muy violento.

Esta facción ‘catalana’ de los Eiye, que significa pájaro en yoruba y que tiene como símbolo el color azul, “muy violenta” y jerarquizada, tenía contactos con Mauritania, Marruecos, Libia, Turquía, Irán y Grecia, además de que sus tentáculos se extienden por otros puntos de España donde también tienen chicas explotadas.

Las mujeres llegaban a Cataluña tras una larga travesía que en general pasaba por Senegal y Canarias para llegar en patera a Algeciras, aunque también podía ser por Algeria y Marruecos, Niger, Libia e Italia y por la parte oriental, por Irán, Turquía y Grecia.

Durante este viaje pasaban de mano en mano por diferentes captores y eran víctimas de abusos sexuales, por lo que al llegar a Cataluña se sentían liberadas y veían como un ‘salvador’ al cabecilla del grupo, que rendía cuentas directamente con el jefe de la congregación en Nigeria.

Entonces eran las controladoras las que se encargaban de reclamarles la deuda e instruirlas sobre cómo hacer la calle, aunque en el día a día las mujeres vivían solas y no estaban encerradas como suele ocurrir con las mafias de proxenetismo del Este.

Las víctimas tenían que saldar una enorme deuda en poco tiempo y además de la prostitución, muchas acababan también dedicándose al hurto.

Lo que las mantenía bajo el yugo de la organización era la deuda por el viaje, los rituales de vudú –que podían llegar a suponer sacrificios animales– y el miedo a que su familia les ocurra algo.

Eso dificulta mucho que las víctimas –que han vivido una situación “muy traumática”, según Francès– decidan denunciar y, aunque algunas de ellas se avengan a testificar contra sus explotadores, todavía queda mucho trabajo que hacer en los centros asistenciales donde han sido acogidas para ponerlas en confianza.

La investigación ‘Magnus’, que ha durado seis meses, se ha saldado con el arresto de 17 miembros en diferentes localidades catalanas –que están todos en prisión– y diez registros, en Badalona (4), Santa Coloma de Gramenet (4), L’Hospitalet y Santa Perpetua de Mogoda, en los que se intervino moneda y documentación falsificada, un laboratorio de falsificación de tarjetas, libros de registro y contabilidad de la organización y 50.000 euros en metálico.

Además de prostituir a las mujeres, tenían un laboratorio de falsificación de tarjetas y con la colaboración de cuatro miembros españoles de la banda, que no eran Eiye, también detenidos, arreglaban matrimonios de conveniencia con las mujeres para regularizar su situación en España.