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Microsoft acaba de anunciar su marcha atrás en el uso de un programa para “aprender sobre el comportamiento de sus trabajadores”. Explica su decisión indicando que este tipo de acciones permite aprender del uso de la tecnología y no controlar a los empleados. Fruto de ello han sido, sigue MS, importantes innovaciones como Kinect, con un elevado éxito en el mundo del videojuego, pero también en las aplicaciones médicas, etcétera.

La polémica no es nueva ni exclusiva de Microsoft. Y la pregunta, desde un punto de vista de gestión, es: ¿hasta dónde el control del empleado?

Todos conocemos casos de fidelidad e infidelidad laboral. De hecho existen productos de aseguramiento contra la infidelidad del empleado. Este tipo de póliza nos cubre frente a robo, revelación de práctica industrial, etcétera. Y es que de todo hay en la viña del señor. Si somos descendientes de Adán y esté sucumbió a Eva, la manzana, la serpiente o a las tres a la vez…

Avanza la tecnología y con ella las formas de control, más o menos agresivas, más o menos evidentes. Miren workmeter.com, un software que “… recolecta de forma automática información sobre el uso de las herramientas tecnológicas y te permite obtener datos objetivos sobre actividad, desempeño…” Y gracias a ello promete que incrementas tu productividad y ayudas al empleado a ser más eficiente y, por tanto, más feliz al conseguir alcanzar sus propios retos… La misma argumentación sirve para implementar sistemas de geolocalización. Déjame ver, en todo momento, dónde estás y podré ayudarte a diseñar mejores rutas que incrementen tu productividad. Y de nuevo serás más feliz porque alcanzas tus metas y tus comisiones…
Todos estos sistemas tienen además un efecto placebo. Desde que dices que lo has implantado, mejora la productividad. La mera comunicación de la implantación de una herramienta efectiva de control mejora las ratios a controlar.

Con todo, no debemos dejar pasar el enorme efecto que sobre la motivación este tipo de medidas produce. Al empleado desleal le molestará, qué duda cabe, pero eso no nos importa; es más, debe ser uno de nuestros objetivos principales como managers.
A la manzana podrida hay que sacarla del cesto lo antes posible ya que pudre inexorablemente a las que están en contacto.
Al empleado leal puede molestarlo, ofenderlo, desmotivarlo. A éste debemos tratar de explicarle que la medida trata de identificar a los desleales para conseguir una organización mejor y más justa. Dicen en la hostelería que en bares y restaurantes el dinero está muy accesible y es tentador. Por ello se debe implantar sistemas que impidan el robo, pero cuídate de que esas medidas no sean más costosas que el robo en estado de descontrol.

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