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alpinismo > en busca de la gloria del ‘ochomil’

Días de sonrisas y lágrimas, en el Cho Oyu

   

Reportaje gráfico de FÉLIX MOLOWNY en el que muestra su experiencia al ascender al Cho Oyu, de 8.201 metros de altitud

ROMÁN DELGADO | Santa Cruz de Tenerife

Seguro que el montañero Félix Molowny, nacido en 1969 en Santa Cruz de Tenerife, no halló la gloria en la cumbre del ochomil Cho Oyu, entre otras cosas porque no la pudo ollar debido al mal tiempo (“el maldito monzón”), pero sí que disfrutó, y mucho, siempre que pudo hacerlo (que no fue todo el tiempo), de la aventura que tantas ganas tenía de afrontar: la de intentar coronar la cumbre de una montaña con más de 8.000 metros de altitud, el pico Cho Oyu, en la cordillera del Himalaya y uno de los fáciles.

A Molowny, y a la expedición de la que formó parte, le ocurrió casi de todo, incluso lo más dramático, que es ver que la muerte se manifiesta a tus pies, al ladito mismo de la tienda que tú ocupas. Pero él, sabedor de que esto forma parte de la alta montaña, lo supo encajar, aunque no sin la aparición de la normal preocupación.

Molowny, que es bombero profesional y que también ha terminado Enfermería, se topó con el ambiente caótico, sucio y muchas veces irrespirable de Katmandú, la capital de Nepal, el 3 de septiembre pasado. Y en esas tierras estuvo, entre Nepal y China, hasta principios de octubre, justo un mes, el momento, por así decirlo, en que vio los cielos abiertos, o sea, la escalerilla del avión desplegada para subir y ya tirar para España.

Al tinerfeño, la expedición en la que se enroló para tener otra experiencia de alta montaña, ésta en la cota de 8.000 metros, le dejó sensaciones agridulces: buenos y malos momentos. Y dentro de los malos, la muerte de hasta dos montañeros que se hospedaban en el campamento base del Cho Oyu y un seísmo de intensidad 6,4, a lo que se unió las amputaciones que sufrieron dos españoles compañeros. Dicho esto, está claro cuál fue su principal amargura, a la que tuvo que sumar, por cierto, no poder llegar arriba del todo. Y es que a veces no merece la pena jugársela, sobre todo cuando está muy claro que se puede perder la partida por el mal tiempo y las bajas temperaturas.

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La clave


Sensaciones.
Félix Molowny es sincero y noble, y por eso no tiene reparos en decir que “nunca tuve sensaciones de poder hacer cumbre”.

Terremoto. Fue un suceso clave y se cree que el desencadenante del alud que mató al alpinista alemán en su tienda. Fue el 15 o 16 de septiembre.

Cinco días encerrad.o El mal tiempo obligó a Molowny y a los suyos a buscar refugio en la tienda durante cinco días. El monzón era potente. Tras esta etapa, Félix decidió bajar a la ciudad junto a un compañero noruego, y volver a casa.

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