De la isla de Gran Canaria, el canto navideño más popular es el conocido como Baile de la Cunita. Aunque son muchos los grupos de todas las islas que lo han incluido en su repertorio, se le vincula al pueblo de Santa MarÃa de GuÃa, en cuya plaza se bailaba el dÃa de Navidad.
Tal como describe José Miguel Alzola, se situaba una cuna con un niño dentro en el centro, y cuatro parejas de danzantes bailaban al ritmo de seguidillas girando en torno a la cunita, formando dos rombos, los hombres en una dirección y las mujeres en la contraria.
La letra de este género -por seguidilla- tiene conocidos antecedentes en antiguas nanas, recogidas en prácticamente todo el ámbito hispánico, con variantes textuales y musicales. La más extendida es la siguiente: Este niño chiquitito / no tiene cuna / afuera viene un barco / que le trae una.
Si bien la referencia marinera es la más conocida, otras variantes incluyen a un padre carpintero, como la recogida por el poeta GarcÃa Lorca, muy similar a las versiones canarias: Este niño chiquito / no tiene cuna / su padre es carpintero / y le hará una.
En diversas comunidades, como el PaÃs Vasco, el carpintero es convertido en el prototipo cristiano de la figura de San José. Asimismo, el investigador palmero Pérez Vidal recogió una versión canaria sin la presencia marina, aunque con el carpintero convertido en la figura del padre putativo de Jesús: Este niño precioso / no tiene cuna / su padre San José / le va a hacer una.
En estas idas y venidas entre lo religioso y lo profano, encontramos un claro ejemplo de traslación tanto espacial como de cambio de ciclo (del vital al anual, de la infancia a la Navidad), que sufren muchas tradiciones.