No estamos seguros de si es la versión oficial de las peticiones del movimiento; pero al leerlas consideramos que tienen suficiente carne para ponerlas al asador intelectual. Exponemos una primera entrega de cada propuesta extractada literalmente, entrecomillada y acto seguido nuestra opinión.
Primer paquete: “Eliminación privilegios clase política”. Comentamos desde ya: de partida, es muy difícil estar en contra. Creemos que la clase política está profundamente desprestigiada -con sus honrosas excepciones- y lo peor es que, como colectivo, no se ha enterado todavía (según se deduce de sus actos).
“Control estricto del absentismo de los cargos electos en sus respectivos puestos. Sanciones específicas por dejación de funciones”. No vemos ningún problema con tal medida hecha por los indignados, la suscribimos, sobre todo cuando hablamos de cargos electos. Pensamos que si hay ausencia sistemática, será por realización de otras actividades; y si es así, significa que ejercer el cargo elegido no es prioritario para esta persona. La propuesta se enriquecería agregando: exigencia de dedicación exclusiva siendo incompatible cualquier otra actividad, sea ésta pública o privada. Sigamos. “Supresión de los privilegios en el pago de impuestos, los años de cotización y el monto de las pensiones. Equiparación del salario de los representantes electos al salario medio español más las dietas necesarias indispensables para el ejercicio de sus funciones”. Nosotros seríamos aún más radicales, pues, si lo que una persona quiere es vivir bien, el camino apropiado es la empresa privada o el matrimonio, no la carrera política. Es mejor visto cuanto más sacrifique su interés personal por el general. Dar ejemplo político es: ganar lo mismo que el que menos gana a jornada completa en España. Cargos electos: manutención cero. Desplazamiento y estancia, en clase turista. Hace falta sacrificio, no vividores o rentistas.
“Eliminación de la inmunidad asociada al cargo. Imprescriptibilidad de los delitos de corrupción”. Totalmente de acuerdo; no obstante hacemos ver que tal medida rinde efectos mientras mejor dotada e más independiente sea el poder judicial. Lo mismo habría que decir del punto anterior: para canalizar la ambición por el dinero, no solo deberían eliminarse incentivos pecuniarios en la política sino hacer más fácil el acceso a las oportunidades empresariales a quienes tienen espíritu emprendedor.
Y esto supone abrir mercados a la competencia, romper monopolios, eliminación de trabas burocráticas y cargas excesivas.
“Publicación obligatoria del patrimonio de todos los cargos públicos”. No estamos del todo seguros, pero creemos que esto ya se hace. De todas formas, si bien es una medida positiva de transparencia, la consideramos complementaria, no esencial (es muy fácil ocultar patrimonio que no se desea mostrar).
“Reducción de los cargos de libre designación”. Tiene sentido. Es una manera de reducir el enchufismo. Mejor si no hay cargos de libre designación (y no es sarcasmo). No se regresa del Congreso a lucir secretaria o jefe de gabinete. Cierto que hay que tener un equipo de trabajo, y que este equipo debería ser retribuido porque en él desempeñan funciones como profesionales. No son elegidos ni se proponen para ello. Pero creemos que el poder hace emerger motivaciones insospechadas en los hombres. Dudamos de que falten profesionales voluntarios. Tiene que sentarse el precedente de que la política no es una profesión y ésta es una forma de delinearlo.
El próximo lunes, Indignados y el desempleo. Sus propuestas y mis impresiones. Un adelanto se puede leer en el blog sobre-el-volcan.blogspot.com.